¡Por fin solos!

Cuando nuestros hijos se independizan nos sentimos solos, pero es el momento de viajar, quedar con los amigos y pasar más tiempo en pareja.

Como en la película de Alfredo Landa ¡Por fin solos! llega un momento de afrontar la marcha de nuestros hijos, un cambio fuerte en nuestras vidas, que a menudo no es tanto como se imagina, porque los hijos nunca se marchan del todo y hay muchos que siguen frecuentado la casa casi más que cuando vivían en ella.

En cualquier caso, ese momento llega antes o después y, además, es positivo y necesario para ellos, y ley de vida comenzar una vida independiente a la nuestra. Es entonces cuando los padres volvemos a encontrarnos solos. Y la manera en la que se vive esto es, en ocasiones, traumática. Es algo de lo que ya hemos hablado en alguna ocasión en mayormente.com y que conocemos como el “síndrome del nido vacío“.

Las principales consecuencias de este proceso se sienten en el plano psíquico, pero también tiene algunas repercusiones físicas. Para muchas personas supone un periodo más o menos transitorio de nostalgia y falta de ánimo. Sentimientos difusos que no siempre se asocian a su origen y que lleva a algunas de estas personas a consultar al médico para saber si detrás hay alguna dolencia física.

Evidentemente, la mejor manera de superar esta transición es haberse preparado con anticipación y entender que ese día llegará. Darse cuenta de que no es deseable evitar el proceso de autonomía de nuestros hijos. Lo que normalmente se viviría como una pérdida, puede ser asumido como un periodo de creciente libertad y posibilidades de desarrollo para ambos.

Desde mayormente.com, entendemos la dureza de que nuestros hijos empiecen a “volar” por sí mismos y recomendamos, para pasar mejor el trago, estar más tiempo con nuestra pareja o amigos, hacer viajes, recuperar amistades, buscarse nuevos entretenimientos como la gimnasia, la jardinería o comprarse una mascota… y por supuesto, estar siempre preparados para compartir confidencias, cariño, lágrimas y alegrías con nuestros “pequeños”, porque, aunque solo sea de visita, siempre vuelven a “su nido”.

Comentarios

Deja un comentario