Hace unas cuantas décadas empapelar las paredes de nuestra casa era signo de elegancia y distinción. Pero llegó la pintura y el gotelé. La primera hoy sigue siendo la reina de la casa, pero el gran olvidado, el papel pintado es de nuevo tendencia, resurgiendo con fuerza, gracias a los nuevas propuestas con un amplio surtido de texturas y acabados surgidas con la aplicación de las nuevas tecnologías.
Más caro y difícil de aplicar que la pintura, ofrece sin embargo una calidad y prestancia mayores y si bien las pinturas han evolucionado llegando a ofrecer acabados metálicos, óxidos y demás, el papel pintado no se ha quedado atrás e incluso ha tomado la delantera con opciones como el papel fotográfico, de vinilo, texturado, de tela o de base textil, autoadhesivos, guardas, hechos a mano, e incluso pintables…
Vinilo. Este tipo de papel está hecho de papel y vinilo, lo que permite lavarlo fácilmente y por tanto muy propio para cocinas, baños, escaleras y lugares de paso.
Texturado. También muy lavables y con diseños muy. Su textura lo hace ideal si necesitamos disimular imperfecciones en la pared.
Tela o base textil. Es el más decorativo y elegante, siempre que se escoja uno de buena calidad para que la fibra textil que le da origen no encoja o se estire. El inconveniente es que no es fácil de limpiar y necesita un pegamento diferente al de los demás.
Autoadhesivos. Perfecto para los más cómodos, ya que vienen directamente listos para pegar sin necesidad de tener que preparar el pegamento aparte.
Guardas. En lugar del tradicional rollo, son tiras de diferente ancho que suelen combinarse con otro empapelado. Sirven para armar detalles.