Páginas exquisitas

No basta con buenos catálogos de autores: ediciones de capricho, formadas por tomos hermosos y cuidados en todos los detalles, mantienen su hueco en un mercado saturado de bestseller de usar y tirar.

Si el libro se convertirá en un objeto raro y de lujo, destinado a nostálgicos que defienden su superioridad con uñas y dientes y no sin razón (como pasa ya con el vinilo), está todavía por ver. Sin embargo, ya hoy hay editores que han entendido que su negocio se basa en hacer objetos hermosos y apetecibles, con cuidado diseño, formato y calidad tipográfica. Y en los que el precio es un aspecto secundario.

En estos comienzos del siglo XXI han surgido un buen puñado de propuestas independientes que se rebelaron contra la tiranía de los grandes grupos editoriales. Y la supervivencia de la mayoría de ellas pese a la crisis galopante demuestra lo acertado de su intuición.

Atalanta, fundada por Jacobo Siruela, es en cierto modo un referente, en la medida en que ya desde su etapa en Siruela se puso como objetivo la edición de algunos volúmenes que mimaran al comprador de libros no sólo como algo utilitario, sino como objeto. Hoy, sin tener que responder a expectativas comerciales, publica sólo lo que le gusta personalmente en preciosos tomos que principalmente versan sobre filosofía, antropología e historia de las ideas en general.

Minúscula es otra de las editoriales que edita con más gusto. Su apuesta por un pequeño formato, bellas fotografías en blanco y negro, para las portadas y traducciones de algunas grandes figuras de la literatura centroeuropea inéditas anteriormente en castellano y catalán –las dos lenguas en las que editan- son sus señas de estilo.

Periférica, Nórdica, Libros del asteroide, Adesiara, Impedimenta o Funambulistas… Detallar una a una sus virtudes sería largo y excedería el propósito de este artículo. Simplemente, merece la pena quedarse con estos nombres audaces que han aparecido en la pasada década para alegría de bibliófilos o solamente buenos lectores. Especialmente aquellos que quieran coleccionarlos con vistas a que con los años cobren valor por su belleza y singularidad.

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