Nutrición y ejercicio, tus aliados contra la fragilidad

La advantAGE Joint Action, iniciativa de la Unión Europea para promover una vejez sin discapacidad, define la fragilidad como un estado de extrema vulnerabilidad de los ancianos ante factores estresantes (endógenos y exógenos), que los exponen a un mayor riesgo de presentar resultados negativos relacionados con su salud.

En España, 1 de cada 10 mayores de 65 años, son frágiles. Las cifras de prevalencia son preocupantes, porque como argumenta Pedro Abizanda, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital de Albacete, la fragilidad multiplica por dos el riesgo de fallecer y de padecer una discapacidad; por cinco el riesgo de ir a una residencia; y en un 30 por ciento el riesgo de hospitalización, de caídas, de fracturas, de deterioro cognitivo y mala calidad de vida.

El fenotipo clínico del paciente frágil pasa por la baja velocidad de marcha, la baja fuerza, la baja actividad física, el cansancio y la pérdida de peso. Factores que deben tener en cuenta los especialistas médicos para detectar la fragilidad de forma precoz y poder intervenir sobre ella, ya que, como afirma Rosa López, coordinadora del Grupo de Trabajo de Alimentación y Nutrición de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), ésta es “potencialmente reversible”.

Ante la fragilidad, nutrición

Para revertir la fragilidad, considerada ya por su frecuencia, según Rosa López, como “uno de los gigantes de la geriatría”, hay tres intervenciones que se han demostrado eficaces hasta la fecha: la nutrición, la actividad física y el control de la medicación.

“La nutrición está claramente descrita como elemento clave en el manejo de la fragilidad”, afirma Abizanda, que considera que, una vez detectada la malnutrición en relación con la fragilidad, el objetivo es “intentar que el paciente lleve una dieta correcta”, algo que, según López, “en muchísimos casos implica de forma imprescindible la utilización de suplementos calóricos-proteicos, porque sin éstos no se consigue revertir la fragilidad”.

Los suplementos, en todo caso, ofrecen a los pacientes con fragilidad dietas con alto contenido proteico, alto contenido en vitamina D y además también aportan nutrientes antioxidantes, algunos aminoácidos esenciales específicos que favorecen la síntesis muscular, y ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga. La vitamina D puede ser ingerida a través de la dieta, gracias a alimentos como pescados de tipo graso o azules (sardina, salmón, atún), mariscos, la yema del huevo, cereales, y algunos derivados lácteos. “Todo esto lo que hace al final es mejorar la síntesis proteica y reforzar el músculo, lo que previene e incluso revierte el estado de fragilidad”, afirma Abizanda.

La vitamina D que contienen los suplementos resulta de gran importancia, ya que, como informa la portavoz de la SEGG, se ha comprobado que muchas personas con fragilidad “tienen niveles bajísimos de vitamina D y mientras no se suplemente su dieta con esta vitamina es difícil corregir la fragilidad”. No en vano, como añade Abizanda, los niveles adecuados de vitamina D “son básicos para una buena salud ósea, pero también para una buena salud muscular, que es la base para revertir la fragilidad”.

…y actividad física

En un binomio inseparable con la nutrición, el ejercicio físico es a día de hoy “la piedra angular en el manejo y la prevención de la fragilidad, ya que es la intervención que provoca mayor beneficio”, explica el especialista del Hospital de Albacete.

Pero no hablamos de un ejercicio físico cualquiera, ya que en el caso de un anciano frágil, actividades como caminar no son suficientes para promover la síntesis de músculo y para conseguir una activación neuromuscular. En ese sentido, explica que lo recomendable para conseguir un beneficio clínico es hacer ejercicios más intensos, de intensidad moderada-alta: “Los ejercicios que han demostrado mayor efecto en los ancianos frágiles son los que se conocen como ejercicios multicomponente, que llevan al principio y al final estiramientos, luego un pequeño componente aeróbico y de equilibrio, pero fundamentalmente el núcleo del programa está compuesto por ejercicios de fuerza y potencia muscular”.

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