Nuevos tarifazos

A primeros de Abril, de forma súbita y de forma súbita, sin previo aviso, se produjo una subida que afectaron de forma especialmente importante a las tarifas de luz, agua y butano, aunque no fueron las únicas. Pero la cosa parece no parar aquí y se avecinan nuevas subidas, algunas de ellas ‘repetidas’ como las de la electricidad, el agua o los transportes y la gasolina, y otras ‘nuevas, aunque ya cacareadas y ‘desmentidas’ (sin mucha credibilidad) como las del IVA. Pero vayamos concretando un poco más.


 


Empecemos por las que ya son una realidad, como es el caso del recibo de la luz, que a pesar de que el Gobierno haya congelado su parte del recibo, la que corresponde al sector ha subido tanto que la Tarifa de Último Recurso (TUR) se ha incrementado desde el pasado domingo un 3,95% de media para todos los consumos, sin discriminación horaria. Lo mismo ha sucedido con el gas natural, que aumenta una media del 2,26%, lo que se traducirá en que el recibo medio de este producto sea de 14,89 euros al año.


 


El agua es otro de los ‘bienes que se encarecen. Aunque en esencia es una cuestión que compete esencialmente a los ayuntamientos, también las autonomías pueden legislar a otro nivel. Y así lo están haciendo casi todas ellas. Por ejemplo, la Agencia Catalana del Agua aplica desde el recibo de abril un del 3%; mientras que Madrid, después de la subida que se aplicó a principio de año, ahora se está planteando otro incremento, que podría llegar a ser del 10%.


 


Pero si estas subidas le hacen a uno estremecerse, hay otra que no por esperada va a causar menos estragos. Desde que Mariano Rajoy accediese a la presidencia del Gobierno, el ‘rumor’ de una subida del IVA ha estado sobrevolando, a pesar de los continuos desmentidos (por otro lado poco convincentes) que aún hoy se emiten los responsables del Ejecutivo, a pesar de que la próxima semana Bruselas quiere tener ya sobre su mesa la subida de impuestos indirectos que lleva meses exigiendo al Gobierno español, y entre ellos destaca el IVA, que supone el 70% de la recaudación en los tributos relacionados con el consumo. La repercusión va a ser grande, ya que hay que tener en cuenta que los tipos reducidos (8%) e hiperreducidos (4%), junto con las exenciones, están en peligro, lo que supondrá un fuerte impacto en la lista de la compra. De hecho la OCU calcula que una ampliación de los tipos reducidos supondría un gasto extraordinario en una familia tipo de casi 900 euros al año.


 


Pero tampoco hay que olvidar que hay otros productos gravados por los impuestos indirectos y que aunque no sean considerados de ‘primera necesidad’, afectan de forma importante en la economía doméstica. Es el caso de la gasolina, que además puede verse afectada por partida doble ya que, además de formar parte de los impuestos indirectos, se avecina la aplicación del denominado céntimo verde, una tasa que quiere imponer Europa para penalizar las actividades contaminantes y luchar en defensa del medio ambiente. Este céntimo verde se sumaría al llamado céntimo sanitario, por el que las autonomías pueden aplicar un recargo especial para costear la salud y que de hecho la mayoría de las comunidades están aplicando.

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