Nuevo etiquetado europeo para los electrodomésticos

Según
lo aprobado hace una semana por el
Parlamento
Europeo

el
etiquetado
obligatorio de
electrodomésticos
con el que se debe marcar el nivel de
eficiencia
energética

se verá modificado con una ampliación de las categorías. En la actualidad, para
saber si una lavadora, un frigorífico o un aparato de aire acondicionado gasta
más que otro, basta en fijarnos con qué categoría se le ha etiquetado,
siguiendo

una escala de colores (del verde oscuro al rojo) y letras (
desde
la “A”, que indicaría que estamos ante un aparato de bajo consumo energético,
hasta la “G”, la menos eficiente y por tanto la que más consumo de energía
produce). A partir de ahora el etiquetado contemplará 3 nuevas categorías:
A+,
A++ y A+++. Con estos nuevos niveles quedarán cubiertos los nuevos aparatos que
lo requieran por los avances tecnológicos.


En
cualquier caso el número máximo de clases será siempre de siete, por lo que si
un nuevo producto utiliza menos energía que los existentes y es clasificado como
A+, la clase menos eficiente será la
F
(y no la
G
), y así sucesivamente (a un nuevo producto de clase A++ le
corresponderá la clase E como la menos eficiente y a uno A+++ le corresponderá
la clase D). Para adoptar este nuevo etiquetado los estados miembros tendrán un
año de plazo.


 


Las
etiquetas de los electrodomésticos también deberán informar, en
el
caso de determinados productos, sobre el consumo de agua y el nivel de ruido y
de calor. Esta información deberá formar parte de cualquier anuncio o publicidad
de electrodomésticos en los que se ofrezcan datos sobre la energía que consumen
o su precio, así como en el material promocional técnico.


La
nueva directiva aprobada por la
UE
también estipula que los órganos nacionales de contratación
procurarán adquirir únicamente productos que pertenezcan a la clase de
eficiencia energética más elevada. Asimismo, las autoridades nacionales podrán
incentivar a los consumidores y a la industria a que opten por productos
eficientes enérgicamente.


 


El
Instituto para la
Diversificación
y Ahorro de la Energía (IDEA) asegura que un aparato
doméstico con etiqueta energética A puede gastar, si se compara con otro de
clase G, hasta 600 euros menos a lo largo de su vida útil. Y es que optar por un
aparato de máxima eficiencia energética puede suponer hasta un 70% menos de
energía, cifra sustanciosa si tenemos en cuenta que en una vivienda se consume
entre un 15% y un 30% de energía con el uso de los electrodomésticos,
especialmente con los frigoríficos, congeladores y lavadoras. 

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