Nietos adolescentes

El Doctor José Martínez-Costa -médico pediatra especializado en adolescentología- ha publicado un estudio titulado “Abuelos de adolescentes: su misión”, en el que aborda de forma exhaustiva el importantísimo papel que los mayores de la familia juegan en la educación y el desarrollo de sus nietos en edad adolescente; pero es que, además, se trata de un beneficio mutuo ya que -según la Organización Mundial de la Salud- cerebro, conducta y ambiente están íntimamente concatenados, por lo que ejercer como abuelo puede ser la clave para alcanzar una senescencia armónica.

Gracias a los séniors de la casa, los más jóvenes aprenden a establecer redes transgeneracionales y, justo en el momento de su vida en que no tienen claro cuál es su lugar en el mundo, el contacto frecuente con sus abuelos puede ayudarles no sólo a encontrarlo, sino también a reconocerse como parte de una historia, de una familia, que en la mayoría de los casos están llamados a continuar. Cuando la relación con los padres se vuelve tirante -algo casi inevitable durante la pubertad- los adolescentes encuentran en sus abuelos a personas que les escuchan y aconsejan con la sabiduría de toda una vida a sus espaldas. Del mismo modo, cuando la presión de sus hogares les puede, la casa del abuelo suele convertirse en lo que podríamos denominar como “un sitio seguro”, donde el joven se siente tan a gusto como en clubes deportivos o de ocio.

Fomentar todos estos aspectos en la relación abuelos-nietos puede ayudar a los jóvenes a alcanzar la madurez de forma menos traumática, a adquirir unos valores que les serán tremendamente útiles en el futuro y a convertirse en depositarios de la memoria familiar; por su parte, los abuelos, al cuidar y educar a sus nietos están poniendo en marcha su afectividad positiva, así como el “sistema cerebral de satisfacción o recompensa” por realizar una labor que les resulta gratificante, convirtiéndose en confidentes y amigos de los nietos y ayudando a paliar la inseguridad existencial que a menudo les acecha.

Pese a todas las bondades que hemos descrito, también existen puntos negativos que suelen surgir en este tipo de relaciones y que es importante conocer para no caer en ciertas conductas. El primero de ellos tiene que ver con la permisividad de los séniors, que tienden a consentir que sus nietos hagan cosas que los padres no permitirían; en pos de la armonía familiar es muy importante que ambas generaciones se pongan de acuerdo, de tal modo que los jóvenes no reciban en ningún caso ideas contradictorias. Tampoco es conveniente ser excesivamente generosos, ni seguir pautas educativas que difieran de las de los progenitores, para que los adolescentes -que ya están bastante confundidos- no reciban una pedagogía con criterios contrapuestos. Es importante, por tanto, que los abuelos atemperen el pasotismo adolescente, que -en principio- jamás cuestionen las decisiones paternas y que antes de comprarles algo les pregunten si sus padres estarían de acuerdo con la compra.
De este modo, los abuelos serán capaces de enriquecerse a través de la relación con sus nietos, aportando a estos un banco de sabiduría y recuerdos, así como un desinteresado apoyo amistoso, que se convertirá en un pilar básico para su maduración y desarrollo.

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