Nidos repoblados

Hace unos meses, la Federación de Asociaciones de Madres y Padres Separados del País Vasco solicitaba al Gobierno vasco la creación ”urgente” de un ”cupo específico de pisos de protección oficial en régimen de alquiler o propiedad destinados al colectivo de personas divorciadas con hijos”, además de habilitar ”viviendas protegidas de carácter transitorio para el sector de separados que se encuentren en situación de necesidad, dando preferencia a los que tengan hijos”. Asimismo, denunciaban una situación cada vez más común no sólo en esta Comunidad Autónoma sino en toda España: el regreso de los hijos a casa de sus padres cuando se ha roto su matrimonio.

Aunque no sea un asunto del que se hable tanto, por sus consecuencias en la vida de los seniors que ya se habían hecho a su nueva vida sin sus hijos en el hogar familiar, como el síndrome del nido vacío; los efectos sobre los padres con este retorno pueden ser igual de desconcertantes.

Si bien no hay cifras exactas de este regreso siempre se ha aceptado como bastante frecuente y, con la crisis económica, se presume que ha crecido. ¿Cómo reacciona un senior a este nuevo cambio en su vida adulta? Según María Crespo, asistente social especializada en gerontología en declaraciones a La Vanguardia, ”esto termina con el sueño de muchas parejas maduras que veían en la jubilación el momento de dedicarse, al fin, a ellos mismos”.

Se trata de una situación impuesta, que no responde a la decisión de los padres, y que interrumpe unos planes y una rutina a la que ha sido complicado llegar tras el duelo por la marcha de los hijos. Éstos vuelven, muchas veces, sin tener en cuenta el diferente modo de vida que llevan sus padres y sin adaptarse a las nuevas circunstancias, provocando la ansiedad y frustración de sus progenitores. Además, este sentimiento se oculta, multiplicando sus efectos ya que, como explica Crespo, ”creen que decirlo implica ser malos padres, así que callan, sobre todo las mujeres, que tienen muy interiorizado que tienen que estar cuando un hijo, un padre o un nieto les necesitan, aun a costa de sus sueños”.

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