Mercadillos: compras y paseos

Tradicionalmente en esta sección recogemos temas relacionados con el lujo, el glamour, artículos exclusivos reservados para unos pocos… sin embargo en esta ocasión nos vamos a ir de compras pero no por la 5ª Avenida ni por la Milla de Oro, sino de mercadillos, algo de menos postín pero auténticas señas de identidad de los lugares que los acogen.

Esta vez empezaremos por casa. En medio de la gran urbe, en pleno casco histórico, Madrid acoge cada domingo su ‘Rastro’ más de 3.500 puestos expuestos al aire libre. A pesar de las connotaciones que desprende el nombre (que en realidad se debe al rastro de sangre de las reses sacrificadas en los mataderos cercanos que había en sus inicios), el Rastro está perfectamente organizado y distribuido para localizar desde verdaderas antigüedades de todo tipo –discos, piezas de decoración…- hasta ropa, calzado, material de montaña o los objetos más peregrinos, nuevos o de segunda mano, en los que podamos pensar. Ya en 1740 las calles de Ribera de Curtidores y aledaños –cerca del ‘Matadero de la Villa’- se convertían en un zoco en el que se intercambiaban objetos de segunda mano llegando a nuestros días a este pintoresco mercadillo que muchos madrileños y por supuesto turistas visitan casi a modo de ritual, tanto como el de tomarse, al terminar sus recorrido, una caña de cerveza por alguno de los bares y tabernas de la zona, sobreviviendo a las diferentes ‘reducciones’ de sus dimensiones e intentos de traslado (algunos de ellos hace apenas unos años).

Rastro_Madrid

Nuestros los vecinos romanos también pueden presumir de ‘mercadillo’, aunque habría que utilizar un aumentativo si tenemos en cuenta que el Mercado Porta Portese, con casi 4.000 puestos levantados en el popular barrio del Trastevere, es el más grande y popular de Roma. Al igual que en el Rastro de Madrid, en el Mercado Porta Portese cada es posible adquirir cada domingo libros, muebles, juguetes, ropa o antigüedades, entre otras cosas, tanto nuevas como usadas, en medio de un ambiente popular, colorido y bullicioso amenizado por música tradicional y también multicultural, como los vendedores de los puestos.Pero si hay una ciudad que se distinga por sus mercadillos callejeros populares es Londres, y no sólo por su cantidad, sino por su fama adquirida en una parte importante gracias, entre otras cosas, al cine, como en el caso de Portobello Road en el área de Notting Hill, que aparece en multitud de cintas como el clásico de Disney ‘La Bruja Novata’, aunque quizá la más conocida sea la comedia romántica del mismo nombre, protagonizada por Julia Roberts. En estos mercadillos el término vintage se impone, llenando de glamour y clase a lo antiguo, lo viejo, lo usado y lo retro.

En Portobello Road es posible encontrar objetos ya descatalogados, ropa usada y sobre todo antigüedades, ya que no en vano cuenta con más de 1.000 distribuidores que venden todo tipo objetos y coleccionables. Los inicios de este mercado callejero se encuentran que en el siglo XIX con la venta de comida fresca y ya en la década de los 60 se instalaron los vendedores de antigüedades. Ambos conviven hoy, de forma que aunque el día más importante es el sábado, durante el resto de la semana se pueden encontrar muchos puestos de frutas y verduras.

Portobello_Road

Si algo tienen en común estos mercadillos es que son aptos tanto para los amantes de las compras como para los que se quieren pasear disfrutando de uno de los aspectos más populares y tradicionales de estas urbes.

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