¿Cuántas veces no habremos deseado que nos toque la Lotería para dejar de trabajar o solucionar nuestros problemas? En demasiadas ocasiones, los “afortunados” se ven desbordados por el premio y es el dinero el que les absorbe. Es el caso de algunos ganadores de lotería -listado elaborado por Times- que podrían presumir de haber conseguido también las peores desgracias de su vida con el premio.
Jake Whittacker. En 2002, Whittacker gana 215.500.00 euros en la lotería y aunque comienza su nueva vida llena de buenos propósitos –al principio donó dinero a fundaciones benéficas y a su nieta- pronto desvarió: le detuvieron por conducir ebrio, gastó casi 70.000 euros en un club de striptease, le robaron cerca de 375.000 euros que llevaba en el coche y, más tarde, otros 137.000. La peor de sus desgracias fue la muerte por sobredosis de su nieta que gastaba los 1.500 euros que le daba a la semana en drogas.
Billie Bob Harrell. Billie ganó en 1997 más de 21 millones de euros. A pesar de que donó parte del dinero a la Iglesia y fue más que generoso con su familia, no pudo aguantar la presión de ser multimillonario y dos años después apareció muerto. Su familia, en contra de los resultados de la autopsia, no cree que se suicidase sobre todo porque el dinero de la lotería ha desaparecido.
Janite Lee. En 1993, esta inmigrante surcoreana residente en Missouri ganó más de 12 millones de euros de los que parte dedicó a obras benéficas hasta que se declaró en quiebra en 2001.
William Post. En 1988 Post consiguió un premio por el valor, equivalente, de once millones de euros. Desde ese día, conoció la otra cara que muestra el dinero en la de su familia. Por un lado, su antigua novia le puso una demanda para obtener algo de su fortuna; su hermano fue detenido porque contrató a un sicario para matarle y el resto de su familia le obligó a meterse en negocios que fracasaron. Finalmente, fue encarcelado, con 685.000 euros de deuda, declarándose en bancarrota y sobreviviendo con 300 euros al mes. Murió en enero de 2006, con sólo 66 años.
Michael Carroll. También ganó once millones de euros en 2002 con tan sólo 19 años de edad. Con ese dinero se compró cuatro casas en Reino Unido, una en España, dos BMW, dos Mercedes y unas cuantas acciones del Glasgow Rangers. Cometió unos cuantos delitos menores hasta que en 2006 fue condenado a nueve meses de cárcel después de que amenazara a dos jóvenes con un bate de béisbol. Hoy, no le queda ni un duro.
