Así lo demuestra el III Estudio de los Abuelos que realiza Imaginarium. Y es que, según ellos, el 68% de los abuelos somos ”más permisivos y relajados” con nuestros nietos de lo que lo fuimos con nuestros hijos y nuestro ”esquema educativo” también es diferente.
Algo lógico, por otra parte, si tenemos en cuenta que nuestra labor no es esencialmente la de educar a nuestros pequeños, ¡para eso están sus padres! sino enseñarles a vivir, compartir experiencias con ellos, jugar y, por supuesto, quererles sin límites, algo que también se refleja en la encuesta, de la que se extrae que la perspectiva que tienen el 90% de nuestros hijos de la relación abuelo-nieto es que lo nuestro es ”una relación de amor” ¡así, tal cual! Porque ”la responsabilidad u obligación” es una tarea destinada a sus progenitores.
Aún así, según este estudio, el 75% de los abuelos intentamos enseñar a nuestros nietos todo lo que podemos y 2 de cada 3 nos consideramos un ”compañero de juego” todo el tiempo que pasamos con ellos y el 60% de los pequeños aprenden de nosotros con las cosas que les contamos de nuestros amigos, nuestra infancia o nuestra vida.
Además, los abuelos cada vez somos más ”todoterreno” y, aunque el 40% preferimos que nuestros niños no se entretengan tanto con juguetes sino utilizando su creatividad, también nos adaptamos a las tecnologías gracias, en gran parte, a que ellos nos enseñan a manejarlas.
Y es que, el tiempo que pasamos con los pequeños de la casa nos beneficia a todos. Nosotros nos sentimos útiles, vitales y con mucha más energía, y ellos encuentran en nosotros una fuente de sabiduría y diversión que no es comparable a nada. Una gran ayuda para sus padres, que en muchos casos llegan a casa agotados de trabajar y con pocas ganas y tiempo para dedicarles a sus hijos.
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