Las otras pirámides

Todo turista que se precie, en su primera visita al país del Nilo, no deja de ver las pirámides de Giza. La de Keops, la de Kefren y la de Micerinos, además de erigirse como una de las siete maravillas del mundo antiguo, son también una de las atracciones turísticas que más interés despiertan. Sin embargo, El Cairo y sus alrededores están repletos de estos curiosos monumentos funerarios -de pirámides- y, la mayoría de ellos, pasan desapercibidos para casi todos los visitantes que buscan empaparse del arte y la cultura del antiguo Egipto.

Entre los más conocidos, y también más visitados, está el complejo funerario de Saqqara; donde encontraremos la que se considera como la primera pirámide construida, la del rey Zoser (2650 a. C.), proyectada por el famoso arquitecto Imhotep. Se trata de una pirámide escalonada, cuya tipología arquitectónica parece que surgió de la idea de superponer mastabas: una forma de enterramiento anterior a las pirámides, mucho mas pequeño y de forma troncopiramidal.

También en los alrededores de El Cairo, concretamente en Dahshur, encontramos el conjunto pirámides de época del faraón Snefru. Se consideran como un paso intermedio entre las de Giza y las de Saqqara; ya no son escalonadas, pero su forma piramidal está lejos todavía de ser perfecta. La más curiosa de ellas es la conocida como “acodada“, mientras que la mas bella tal vez sea la “pirámide roja“.

Perteneciente a la misma dinastía que las tres más famosas, la IV (2500 a. C. aproximadamente), fue la de Dyedefra; un enterramiento que llegó a ser mayor que la pirámide de Keops, pero del que solo quedan sus vestigios, por haber sido usado de cantera en época romana.

Pirámide roja de Snefru

Hasta el Imperio Nuevo los faraones continuaron practicando esta forma de enterramiento, principalmente en la zona de Saqqara. Su calidad era menor y muchas de ellas se construyeron sobre base de adobe, por lo que no todas han llegado hasta nuestros días. Ya en pleno Imperio Nuevo, la zona de enterramiento se trasladó a Tebas, donde lo más común fueron los enterramientos escavados en roca. Sin embargo, en este periodo encontramos también enterramientos piramidales muy estilizados, aunque de proporciones más reducidas. Un buen ejemplo es el bellísimo conjunto de Meroe, en el desierto de Nubia, que podemos ver en la imagen superior.

Como podéis comprobar, Egipto es mucho más rico en manifestaciones artísticas faraónicas de lo que parece a primera vista. Esto han sido tan solo unos ejemplos de ello; pero antes de viajar al país del Nilo conviene documentarse a fondo para no dejar de ver algunas de estas maravillas que permanecen al margen de los circuitos tradicionales.

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