La Vela que no debería navegar

A falta de poco más de cuatro meses para su apertura, el conocido como Hotel Vela, Hotel W Barcelona, por su forma arquitectónica en una entrada al mar, ya tiene la mitad de sus habitaciones reservadas. Este proyecto de alojamiento de lujo en un enclave único, para el que se han invertido millones de euros – entre 180 y 200 millones de euros, que se suman a la inversión hecha por el Puerto de Barcelona en los trabajos previos, que osciló entre los 60 y los 80 millones-, ha sido recibido por algunos como todo un acontecimiento y el nacimiento de uno de los futuros iconos de Barcelona y por otros como un atentado medio ambiental que, además, viola la controvertida Ley de Costas.

En total, esta “Vela” cuenta con 473 habitaciones, 67 de las cuales serán suites, repartidas en 27 plantas edificadas en una superficie ganada al mar, en el muelle de Levante, y servicios de lujo como yates de paseo y zapatillas deportivas para correr a las cinco de la madrugada si el cliente lo pide. A su lado, una gran plaza abierta al mar que llevará por nombre Plaza del Mediterráneo. Como oferta de lanzamiento, que parece estar teniendo muy buena respuesta a juzgar por todas las reservas realizadas antes de su apertura, la habitación y una cena en el hotel costarán 299 euros.

Pero no a todos les ha sentado bien la construcción y puesta en funcionamiento de este Hotel. La campaña Bomba al Hotel Vela denuncia que tanto el edificio como su situación, al borde del mar, resultan una salvajada “urbanística y ecológica” completamente “ilegal”, algo que se proponen demostrar sus impulsores por la vía judicial. Además, han criticado el permiso del Ayuntamiento para edificar en terrenos públicos cercanos al mar en una de las “únicas playas vírgenes que quedan en Barcelona”.

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