La mesa une y da salud

La hora de las comidas es un momento importante para el desarrollo feliz de una familia. No sólo es un espacio para compartir experiencias e intercambiar pareceres distendidamente, sino también una escuela de salud nutritiva.

Así lo han afirmado investigadores de la Universidad de Minnesota, que en un estudio publicado recientemente mantienen que esa actividad promueve mejores hábitos alimenticios.
La investigación recopiló datos de jóvenes antes y después de abandonar el hogar familiar y los patrones dietéticos que seguían. Gracias a ese trabajo, se constató que aquellos que durante su adolescencia comían en familia consumían más frutas y verduras, se tomaban más tiempo para preparar los ágapes y la calidad de su nutrición era superior. Aunque también, para muchos, la marcha de casa había supuesto un empobrecimiento de la dieta o hábitos preocupantes, como el abandono del desayuno. El estudio incluso ponía en relación directa el número de comidas conjuntas con el beneficio obtenido a largo plazo.

En añadidura, aquellas personas que durante su niñez y adolescencia se sentaron habitualmente a la mesa con sus parientes tienen más facilidad de relación social y menor inclinación a padecer trastornos de la conducta.

Muchas veces, por las prisas o las diferencias de horarios, se descuida este momento capital en la vida de las familias. Pero a veces, un poco más de dedicación y paciencia puede marcar la diferencia. Preparemos unas apetecibles viandas, apaguemos la televisión, contémonos las cosas y no consideremos la hora de la comida como algo puramente funcional, sino como un momento excelente de placer y esparcimiento. Todos lo agradeceremos y estaremos haciendo un favor a los más jóvenes.

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