La mejor baza de la familia

Ciertamente muchos pueblos han desarrollado juegos propios que cultivan con especial gusto y contumacia, y existen pocos lugares en el mundo con una tradición tan arraigada de su práctica. Razones fundadas hay para ello: aunque como tantas otras cosas se considere que su origen está en Oriente, su introducción en Europa y primer desarrollo es muy posible que se diera en Castilla en el siglo XIV.Sea como sea, el fervor que las cartas han despertado desde entonces se hace manifiesto en la cantidad de decretos y escritos satíricos que han sancionado su uso o han criticado la perdida de horas de sueño y trabajo que causaban y la degradación de las costumbres que comportaban.

Ha sido en vano: ese tipo de admoniciones no han conseguido quebrar el apego que mayores y jóvenes de todas partes sienten aún por ellas. De hecho, suelen ser un espacio muy común de intercambio generacional -¿cuántos no habremos aprendido a jugar gracias a nuestros abuelos?- y de diversión familiar compartida.

Tampoco las revoluciones tecnológicas han podido vencerlas. Antes al contrario, Internet ha dado salida a todo tipo de sites que permiten mantener partidas cibernéticas con gente de cualquier lugar del globo.

Y aunque el ritual que envuelve al juego -el tacto de la baraja, la observación del rostro de los adversarios, los gestos de arrojar los naipes sobre el tapete y las chanzas, tragos y risas que acompañan a todo ello- sea insustituible, las comodidades del juego online no deben desdeñarse y pueden perfectamente complementar a las partidas no virtuales.

La extensión de los juegos varía mucho. Algunos son transfronterizos y otros muy propios de una zona determinada; pero incluso los más circunscritos a un ámbito o región conocen versión electrónica.

Para los aragoneses, el guiñote es sin duda el juego nacional. Y junto a otros parecidos como el tute o la brisca, pueden jugarse en la genial página de Ludoteka. También allí hay lugar para juegos muy arraigados en lugares como Extremadura (cuatrola, julepe) o un poco en todas partes (escoba, seises, pocha, chinchón, etc.)

El juego hegemónico catalán, la botifarra, también está incluido, aunque en este caso sea imperioso hacer referencia a su página exclusiva, que permite el juego contra adversarios reales. Lo mismo puede decirse para vascos y madrileños, reconocidos devotos del mus.
Los valencianos tampoco deberán renunciar a su venerado truc, el juego tan extendido en Sudamérica con el nombre de truco, también disponible con el simulador Deep Truc.

Cualquier de ellos puede ser la mejor baza para pasar un rato entretenido, recuperar terreno perdido o incluso hacer nuevas amistades. Y especialmente para pasar sobremesas o veladas con los nuestros y compartir algo que entretiene a todos, permite vacilar y bromear, colaborar o enfrentarse y unirse un poco más mientras el azar reparte suerte.

Comentarios

Deja un comentario