La isla negra

Lanzarote es, probablemente, la isla del archipiélago de Las Canarias que menos visitas recibe o, más bien, que menos dañada está por el turismo. Esto se debe, en gran parte, a la excelente labor de conservación que se ha llevado a cabo en la isla, impulsada, nada más y nada menos, que por uno de los artistas españoles, autóctono de Arrecife, más importantes del s. XX: César Manrique.

Tras estudiar en Madrid, exponer en la Bienal de Venecia y codearse con artistas españoles como Lucio Muñoz, Tàpies o Millares; Manrique viaja a Nueva York, desde donde regresará en 1966, para establecerse definitivamente en su tierra natal. Desde entonces se dedica en cuerpo y alma a conservar la pureza de la isla, proponiendo un desarrollo turístico basado en la sostenibilidad y la salvaguarda cultural que, todavía hoy, sigue funcionando. Su labor creativa durante estos años estará también intensamente relacionada con la isla, llevando a cabo lo que él mismo denominó como “arte-naturaleza/naturaleza-arte”: intervenciones espaciales respetuosas con el medio en las que propone un diálogo con el medio natural, basado en el sutil contraste entre tradición y modernidad.

Lago de los Ciclos

Algunas de las visitas más fascinantes de la isla son, cómo no, los siete Centros de Arte, Cultura y Naturaleza impulsados por el artista arrecifeño; entre los que destacan “Los Jameos del Agua” y “La cueva de los verdes” dos auténticas joyas de la naturaleza formadas a partir de un túnel producido por la erupción del Volcán Corona, en los que Manrique y Jesús Soto a penas intervienen, dando lugar a un verdadero espectáculo artístico natural.
Otros sitios de interés son Golfo -el pueblecito donde se encuentra el Lago de los Clicos, un cráter a nivel del mar convertido en una bellísima laguna verde esmeralda- o “Los Hervideros”, donde el magma se solidificó dejando caprichosos huecos por los que se cuela el agua aprovechando la fuerza de las olas.

Aunque la visita más impresionante, sin duda, es la del Parque Nacional de Timanfaya; fruto, principalmente, de la erupciones volcánicas que tuvieron lugar en 1730 y 1824. Veinticinco volcanes componen este impresionante parque, donde todavía hay actividad, lleno de paisajes imposibles, de montañas negras y rojas, de cortados y llanuras de lava solidificada donde la naturaleza lucha por surgir.

Los hervideros

Aunque Lanzarote a penas tiene playas -todo lo contrario que la isla vecina, Fuerteventura, llena de dunas de arena fina- el contraste entre el azul del océano y la negra lava, resulta de lo más atractivo; sobre todo, al ver cómo el turismo ha respetado el paisaje realizando pequeñas construcciones blancas que además de integrase con el paisaje, lo llenan de encanto.

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