La felicidad está en dar

Tan difícil es definir exactamente la felicidad como imposible establecer los pasos a dar para alcanzarla. Un equipo de la Universidad de la Columbia Británica y la Fundación de la Escuela de Negocios de Harvard ha tratado de demostrar que el modo en que gastamos y en lo que invertimos nuestro dinero influye directamente en nuestra felicidad. Para ello, se ha sometido a estudio a cientos de norteamericanos y han concluido que la mayoría es mucho más feliz cuando gasta su dinero en otras personas.

Durante el experimento se pidió a 600 voluntarios que evaluaran su felicidad en general, aportasen un informe anual de ingresos y el detalle de sus facturas mensuales de los gastos, regalos para sí mismos, para otros regalos y las donaciones a la caridad. Se asignó, por grupos, destinar su dinero a diferentes actividades sociales y también a gastarlo para ellos mismos, con el objeto de medir la satisfacción que les proporcionaba cada una de estas decisiones en la vida.

Una amplia mayoría de estos encuestados se mostró mucho más satisfecha cuando lo dedicaban a obras de caridad o, simplemente, lo gastaban en regalos para sus familiares y amigos. De hecho, aseguraron sentirse más felices tan sólo con pensar que su dinero iría dirigido a estos fines. En cuanto a la cantidad a gastar en los demás para lograr más felicidad, los investigadores han concluido que no tiene por qué ir vinculado a que ésta sea mayor o menor.

Puede que éste sea un estudio más sobre la felicidad que pueda parecer absurdo. Sin embargo, responde a una necesidad del hombre desde que existe, la de alcanzar la felicidad y que, en la sociedad más rica del mundo – y no se encuentra precisamente entre las más felices-, EEUU, se ha convertido en una obsesión ‘científica’ a descifrar.

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