En España somos más de 7’5 millones los mayores de 65 años, cobrando unas pensiones de jubilación casi en todos los casos escasas para nuestros gastos pero, sin embargo, con una vivienda en propiedad. Estos datos no son indiferentes a las entidades financieras, por ello se dirigen a nosotros con un producto: la hipoteca inversa; atractivo para ellos y para nosotros, según las necesidades.
Se trata de un crédito que la entidad financiera nos ofrece contra el valor de nuestra vivienda, comprometiéndose a no reclamar ningún importe mientras vivamos y no vendamos la casa. En caso de fallecimiento, nuestros herederos pueden elegir entre quedarse con la vivienda, para lo que deberán devolver las cantidades que el banco nos hubiese suministrado, venderla y pagar al banco sólo esa parte, o refinanciarla con otro tipo de producto.
De este modo, nos facilita una más holgada jubilación sin que perdamos la propiedad de nuestra casa. La cantidad a percibir se puede dividir en los plazos que se convengan con el único límite del valor de nuestra vivienda, que previamente será tasada por la propia entidad financiera.
Esta alternativa a los planes de pensiones y seguros de vida no es, sin embargo, nueva en nuestro país. Ya hace unos años existía lo que se conocía como seguro vivienda pensión, por el que una persona ya jubilada con un piso en propiedad podía conseguir hasta una renta vitalicia, pero, a cambio, la vivienda pasaba a ser propiedad del banco- nunca de los herederos- cuando el titular fallecía. Precisamente por eso no triunfó y se creó la hipoteca inversa, con la que ganamos nosotros y ellos.
