¿Haces la digestión antes de bañarte?

Este parece ser el eterno dilema de todos los veranos: hacer o no hacer la digestión. Hay quien dice que con mojarnos un poco la nuca, las muñecas y los tobillos es suficiente para no sufrir un cambio brusco de temperatura; otros, no tocan el agua antes de las dos horas después de haber ingerido algún alimento, pero ¿a quién hacemos caso?

Para empezar, lo que normalmente llamamos corte de digestión, no lo es, ya que no se produce una interrupción de las funciones digestivas sino que cuando el cuerpo entra en contacto con el agua fría, se producen cambios en la presión arterial y en la frecuencia cardiaca y esto nos produce malestar general, nauseas y debilidad.

El nombre correcto es síndrome por inmersión o hidrocución y se da cuando hay un choque térmico, es decir, un cambio importante de temperatura en nuestro cuerpo, por eso debemos tener cuidado con que esto no suceda y para ello, evitar bañarse en agua fría nada más comer, no hacer comidas muy copiosas cuando estamos en la playa o en la piscina, e intentar no pasar de muy altas temperaturas a muy bajas de pronto. Lo ideal es que el cuerpo se vaya adaptando al cambio poco a poco.

Es verdad que si este síndrome por inmersión nos sucede dentro del agua puede ser peligroso, ya que las alteraciones en nuestras arterias y corazón pueden llevarnos al desmayo e incluso a sufrir un infarto en casos muy extremos. Sobre todo, las personas mayores y los que tomamos algún tipo de medicación tenemos más riesgo. Pero para nuestra tranquilidad, de las cerca de 360 mil personas que mueren ahogadas cada año en el mundo, ninguna es directamente causa de un ”corte de digestión”, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

Así que precaución a la hora de bañarse, cuidado con las comidas copiosas y los cambios bruscos de temperatura, evitar estar solos en el momento del baño y si ocurre y sentimos malestar o vómitos, debemos llamar inmediatamente a un médico.

Foto: Google Imágenes

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