Gastronomías saludables: visitamos las cocinas de cuatro países con mucho sabor

Comer fuera de casa –en el sentido más amplio de la expresión- puede ser una alternativa de lo más saludable. Si dejamos a un lado los rebozados y los excesos de grasas, que tanto daño nos hacen a los mayores, sin salir de nuestra ciudad podemos encontrar restaurantes de lo más variados y con una gastronomía deliciosa.

Estos días se celebra en muchas ciudades el año nuevo chino. Y dado que la numerosa comunidad de este origen asentada en nuestro país se ha especializado en el negocio de la restauración, hay la oportunidad de probar alguna de las especialidades que se reservan para esta fecha como los pastelillos de arroz nian gao o los raviolis llamados jiaozi. Pero lo que antes era una excepción, hoy se ha convertido en algo más común y son muchas más las cocinas de otros países que se han hecho populares entre nosotros. Estas son solo cuatro de las que tenemos al alcance, con sus preparaciones más sabrosas y saludables,.

1. Japón:

El auge de la comida japonesa ha alcanzado dimensiones de fenómeno en los últimos años, al extremo de que hoy hay incluso cierta saturación de restaurantes que la ofrecen. Algunos de sus platos más característicos, como los sushis y sashimis basados en el uso de pescado crudo ya son conocidos para la mayoría. Pero esta alimentación, fundada sobre todo en verduras y frutos del mar y servida en raciones moderadas, tiene muchas otras virtudes. De hecho, se considera que es una de las claves de la longevidad nipona. Sopas como la que se hace con miso (soja fermentada), los fideos tipo soba preparados con alforfón y salteados con algas –otro producto muy distintivo de la mesa japonesa-, la verdura en tempura (rebozada) y el omnipresente arroz o el uso generoso de variedades de rábano como el daikon o de judías ponen la cara más nutricionalmente equilibrada a una cocina en la que, sin embargo, hay que prestar atención al exceso de sodio que pueden aportar ingredientes como la salsa de soja.

El auge de la comida japonesa ha alcanzado dimensiones de fenómeno en los últimos años, al extremo de que hoy hay incluso cierta saturación de restaurantes que la ofrecen. Algunos de sus platos más característicos, como los sushis y sashimis basados en el uso de pescado crudo ya son conocidos para la mayoría. Pero esta alimentación, fundada sobre todo en verduras y frutos del mar y servida en raciones moderadas, tiene muchas otras virtudes. De hecho, se considera que es una de las claves de la longevidad nipona. Sopas como la que se hace con miso (soja fermentada), los fideos tipo soba preparados con alforfón y salteados con algas –otro producto muy distintivo de la mesa japonesa-, la verdura en tempura (rebozada) y el omnipresente arroz o el uso generoso de variedades de rábano como el daikon o de judías ponen la cara más nutricionalmente equilibrada a una cocina en la que, sin embargo, hay que prestar atención al exceso de sodio que pueden aportar ingredientes como la salsa de soja.

2. Perú:

la cocina peruana tiene diversas caras, dado que bebe de la cultura autóctona indígena, de la aportación colonial española y de la notoria emigración japonesa y china que recibió el país en los siglos XIX y principios del XX. Además, Perú tiene como mínimo tres regiones muy marcadas y de gastronomías bastante diferentes. Aun así, hay algunos rasgos muy extendidos,  como el uso extensivo del ají (con diversos grados de picante), las patatas (algunas tan ricas y distintivas como el olluco) o el choclo, el maíz típico de los Andes. La causa  -platos de patata amarilla con relleno-, la gallina guisada con salsa picante, el ya muy popular ceviche –básicamente un pescado marinado que se sirve sin otra cocción que la del zumo de limón- y el pollo a la brasa son algunas de las comidas más exportadas del país andino.

La cocina peruana tiene diversas caras, dado que bebe de la cultura autóctona indígena, de la aportación colonial española y de la notoria emigración japonesa y china que recibió el país en los siglos XIX y principios del XX. Además, Perú tiene como mínimo tres regiones muy marcadas y de gastronomías bastante diferentes. Aun así, hay algunos rasgos muy extendidos, como el uso extensivo del ají (con diversos grados de picante), las patatas (algunas tan ricas y distintivas como el olluco) o el choclo, el maíz típico de los Andes. La causa -platos de patata amarilla con relleno-, la gallina guisada con salsa picante, el ya muy popular ceviche –básicamente un pescado marinado que se sirve sin otra cocción que la del zumo de limón- y el pollo a la brasa son algunas de las comidas más exportadas del país andino.

3. Líbano:

Lamentablemente la actualidad sobre Oriente Próximo se ha centrado en aspectos menos gratos que su deliciosa cocina. Con todo y con eso, existen en nuestro territorio restaurantes libaneses, sirios o israelíes que nos traen el gusto del Mediterráneo oriental. Y en muchos casos, permiten una alimentación muy equilibrada: cremas de garbanzos (humus), berenjenas (muttabal) y pimientos rojos (muhammara), ensaladas de hortalizas y pan frito como el fattush o de trigo picado (tabulé) o las habas guisadas conocidas como ful medames o las croquetas de garbanzo, cebolla y cilantro (falafel) forman el espinazo de una restauración que puede servir perfectamente a personas que quieran cuidar su dieta cuando salgan a comer fuera de casa.

Lamentablemente la actualidad sobre Oriente Próximo se ha centrado en aspectos menos gratos que su deliciosa cocina. Con todo y con eso, existen en nuestro territorio restaurantes libaneses, sirios o israelíes que nos traen el gusto del Mediterráneo oriental. Y en muchos casos, permiten una alimentación muy equilibrada: cremas de garbanzos (humus), berenjenas (muttabal) y pimientos rojos (muhammara), ensaladas de hortalizas y pan frito como el fattush o de trigo picado (tabulé) o las habas guisadas conocidas como ful medames o las croquetas de garbanzo, cebolla y cilantro (falafel) forman el espinazo de una restauración que puede servir perfectamente a personas que quieran cuidar su dieta cuando salgan a comer fuera de casa.

4. Etiopía:

Etiopía: Poco a poco, la cocina africana también encuentra un espacio a este lado del estrecho. La marroquí, por cercanía, es la más presente, pero también la de otras latitudes más alejadas va llegando. La etíope es especialmente sabrosa, gracias a su mezcla de especias y acento picante, pero también dietéticamente puede complacernos. Cereales, legumbres y verduras son el eje de una tradición culinaria cuya preparación más reconocible es la injera, una fina torta de teff –un cereal autóctono- sobre la que se sirven distintas especialidades, como el misr wat (puré de lentejas), el guiso de ternera (tsebhi) o pollo (doro) o la pasta de garbanzos (shiro).

Etiopía: Poco a poco, la cocina africana también encuentra un espacio a este lado del estrecho. La marroquí, por cercanía, es la más presente, pero también la de otras latitudes más alejadas va llegando. La etíope es especialmente sabrosa, gracias a su mezcla de especias y acento picante, pero también dietéticamente puede complacernos. Cereales, legumbres y verduras son el eje de una tradición culinaria cuya preparación más reconocible es la injera, una fina torta de teff –un cereal autóctono- sobre la que se sirven distintas especialidades, como el misr wat (puré de lentejas), el guiso de ternera (tsebhi) o pollo (doro) o la pasta de garbanzos (shiro).

Foto: Google Imágenes

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