Hay quien dice que la felicidad no está en la meta si no en el camino hasta llegar a ella, y es que son, precisamente, las pequeñas cosas de la vida (como pasar más tiempo con nuestros nietos, tener confidencias con nuestros hijos, ir al teatro, volverse a enamorar, redecorar nuestra casa o adoptar una mascota) las que nos hacen sentir realmente bien.
Porque esperar tener una vida de color de rosa es casi una utopía, y eso lo sabemos bien los que ya peinamos canas, pero crecerse ante las adversidades, aprender de los golpes y resurgir de nuestras cenizas, como el ave fénix nos regala la posibilidad de mirar hacia atrás con la tranquilidad del deber cumplido, de haber hecho bien las cosas y de que aunque el camino de la vida sea pedregoso en ocasiones, sabemos que de todo se sale y que en definitiva ”no hay mal que cien años dure… ¡ni cuerpo que lo resista!”
Por eso tener una actitud positiva ante la vida, hacer un esfuerzo cada día por agradar a los demás, procurar no quejarse por todo, ayudar en la medida de lo posible o valorar lo afortunados que somos incluso en los peores momentos, en los que si miramos a nuestro alrededor siempre hay alguien en peor situación, es el primer paso del maravilloso camino hacia la felicidad.
Un paseo que nuestro queridísimo blogger Franco Voli conoce muy bien. Él es el artífice de ”El Jubilado feliz”, un espacio en el que nos cuenta cada semana en mayormente.com, con una gran positividad, como afrontar las adversidades de la vida y es que, él de felicidad sabe un rato porque gracias a su experiencia es un experto en sacar lo mejor de uno mismo incluso en los peores momentos, y si no leed el post de esta semana ”No quiero ser un viejo gruñón”
En el día internacional de la Felicidad os deseamos que hoy seáis un poquito más felices que ayer, que vuestra alegría siga contagiándonos cada día y que ser felices siga siendo un camino apasionante del que nos quede mucho por recorrer…
