Existen muchos hoteles y más caros pero pocos pueden presumir de tantos lujos y extravagancias como el Burj Al Arab Hotel construido en Dubai, frente a la mayor isla artificial del mundo, The Palm Jumeirah. Sus claves: las tradiciones árabes y la hospitalidad más exquisita en una construcción espectacular, situada en marco casi inimaginable.
Sólo para llegar la Royal Suite del Hotel -único en el mundo en considerarse de siete estrellas- hay que atravesar pasillos bañados en oro de veinticuatro quilates y en ascensores privados. La magnífica estancia cuenta con una sala de cine privada, un jacuzzi y una gigantesca cama que rota persiguiendo la iluminación adecuada en cada momento.
Burj al Arab, propiedad del jeque de Dubai, uno de los hombres más ricos del mundo, es, con sus 202 suites de lujo el Hotel más alto del planeta, contando con unas privilegiadas vistas. El servicio es completamente personalizado por cada cliente, y no es para menos ya que los precios rondan desde los 1500 dólares (265.000 pesetas) la habitación más barata, a los 30.000 dólares que cuesta un apartamento de 800 metros cuadrados.
Todas las habitaciones están equipadas con la última tecnología, ordenadores y acceso a Internet. Dentro de las suites, el hotel distingue entre 142 suites de lujo, 18 suites panorámicas, 4 suites club, 28 suites dobles, 6 suites de tres camas, 2 presidenciales y dos suites reales. Además de siete lujosos restaurantes, entre los que se encuentra el Al Mahara, un espacio submarino para disfrutar de las delicias del mar.
Premiado como el mejor hotel del mundo de 1999, fue construido sobre una isla artificial y cuenta también con un helipuerto y una pista de tenis en suspendido en la cubierta del edificio. ¿Podías imaginar que existiese algo así?