Escuela de manitas

Pero aunque el empeño, la imaginación y las pruebas fallidas son métodos insustituibles para el aprendizaje de estas disciplinas, la divulgación por medio de revistas y programas de televisión ha sido una gran inspiración para muchos. Los más atrevidos aventureros de la artesanía doméstica ha tenido en los últimos años sus espacios de referencia, que podríamos repasar con exhaustividad.


Pero cualquier recensión del género no puede prescindir de la evocación del clásico, del duradero y variopinto programa que en el imaginario televidente hispánico encarna el programa de bricolaje por antonomasia: Bricomanía.


 


Bricomanía debutó en las pantallas en 1994 y popularizó muy pronto el rostro de Kristian Pielhoff en su papel no solo de presentador, sino de artífice principal de los diversos trabajos en los que instruía al público. Con un modelo cercano, amable, desenfadado y divulgativo –que desde sus comienzos lleva el sello de la productora vasca Bainet y de su cara más conocida, el muy mediático Karlos Arguiñano- Bricomanía superó las 500 emisiones, primero en la 2, posteriormente en Telecinco y por último en el canal temático de Digital+ Hogarutil. Hoy, en compañía de su pariente Decogarden, sigue en Internet y en abierto.


 


Y en un panorama tan volátil, algunos méritos tendrá su fórmula para ello. Algunos apuntaran al carisma de sus conductores, al encanto de sus decorados o al interés de sus temas. Quién sabe, pero si que merece la pena apuntar qué estos han sido de todas las magnitudes y calibres. Desde cosas muy sencillas o trucos que pueden encajar en casi cualquier hogar y ejecutar hasta el menos mañoso de los mortales hasta verdaderas obras faraónicas que no solo requerían de herramientas muy especializadas –una broma recurrente hacia el programa-, sino de talentos muy por encima de lo ordinario. Por ejemplo, es muy recordado que Bricomanía llegó a acometer la construcción de una piscina, entre otros alardes parecidos.  Pero probablemente ahí estuviese su gracia, que alternase propuestas de orientación más pragmática y al alcance de todos con otras concebidas casi como lucimiento, desafío y espectáculo.


 


Sin embargo, sería injusto limitar Bricomanía a su dimensión catódica, porque a partir de esa plataforma se ha convertido en una marca multimedia que se ha manifestado en distintos formatos. Hasta 2009 tuvo una publicación en papel –que desapareció en febrero de los quioscos- y hoy por hoy goza de su apartado de la web de Hogarutil. Además, en youtube pueden verse algunos de sus vídeos más característicos, y multitud de foros y blogs de manualidades y bricolages reproducen ideas y consejos generados por este motor de la reforma casera. Con diecisiete  lozanos años cumplidos, todo indica que  todavía tiene mucho por decir.

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