Elegir el mejor vino

Si tienes pensado invitar a tus amigos o familiares a una cena en tu casa, no puedes olvidar el vino. Lo primero que debes hacer es comprarlo aproximadamente 8 días antes de la cena. Cuando llegues a casa, déjalo reposar en un lugar ventilado, con cierta oscuridad y lejos de ruidos, a una temperatura estable y fresca.

El día señalado, tendrás que estar pendiente de la temperatura a la que sirves cada vino. Si te decides por un vino blanco o un rosado para los entrantes o primeros, sírvelo frío, pero nunca helado. Incluso a veces, si esos vinos han pasado por barrica y son ricos en aromas de madera, habrá que sacrificar un poco su frescura y servirlos a unos 10 o 11 grados para apreciar todas sus características. Los vinos de aperitivo, los cavas brut y los vinos de Jerez estarán algo más fríos que éstos últimos, a unos 7 u 8 grados.

Del tinto se ha dicho que ha de servirse a temperatura ambiente. Sin embargo, esa es una norma que se asentó en el siglo pasado en Francia, cuando la temperatura de los salones y comedores no era tan cálida como la que permiten las calefacciones modernas. Así que hay que procurar que esté entre los 15 y 18 grados y que nunca supere los 21ºC.

Los vinos dulces y vinos de postre dependen mucho de la cantidad de azúcares que tengan y de la complejidad de su composición. Como término medio, la temperatura comprendida entre los 4 y los 8 ºC podría resultar satisfactoria. Y una cubitera llena de hielo será muy útil a la hora de mantenerlos con esa frescura.

Casi cada vino tiene una copa específica para su servicio, y los que son propios de regiones vitivinícolas de larga tradición, como Oporto, Burdeos o Borgoña, tienen algunas diseñadas ex profeso para su mejor disfrute. Pero conviene recordar que:

  • El cava se sirve en copas aflautadas y largas para que las burbujas no se disipen.
  • Las copas de vino son grandes, con el labio curvado hacia adentro. Un buen tamaño es especialmente importante para disfrutar grandes vinos viejos y muy desarrollados.

También hay que recordar que nunca ha de agitarse la botella, y en el caso de que se haya movido en su transporte, hay que dejarla reposar cuanto más mejor; hay que evitar llenar la copa hasta el borde, porque impide que el vino “respire” adecuadamente; excepto los tintos, los demás vinos se sirven en la mesa; y, que el vino sube uno o dos grados cuando se sirve.

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