El verano sin barullos

Si este año prefieres huir de las playas bulliciosas o de destinos turísticos y dedicar las vacaciones a hacer viajes ‘alternativos’ y diferentes con la familia, eres de los nuestros. En este mismo Magazine ya hemos reparado en algunos posibles planes para dar esquinazo al torbellino.
Las ciudades termales, con su atmósfera soñadora y discreta, pueden ser una gran baza. El misterio del Báltico, en Haapsalu, o la recientemente evocada Karlovy Vary, formarían parte segura de una selección que no podría pasar por alto otras villas como Baden-Baden en Alemania, Ain Drahim en Túnez o, más cercita todavía, Caldes de Montbui en Barcelona o Chaves en Portugal.

Aunque si, en vez de para tomar las aguas, las vacaciones nos parecen para darnos caprichos de otro género, podemos reclamar el cobijo de las abadías cerveceras belgas, recorrer Escocia de destilería en destilería o marcarse una ruta enológica como las que preparan en www.Enodestino.com.

Y ya que hablamos de monasterios, muchos de ellos tienen albergue y admiten estancias en las que paladear el silencio y gozar de la vida contemplativa. www.Guiasmonasterios.com  ofrece información de tarifas y condiciones en todos ellos.

Por otro lado, si buscas algún lugar de reposo donde acercarte realmente a antiguas formas de vida y cultura o restituir debilitados vínculos con la naturaleza, la creciente red de casas rurales te permite acercarte a casi cualquier destino. En Francia se agrupan bajo el nombre de Gîtes de France, www.Allrural.com te abre la puerta de algunas de las haciendas campestres más espectaculares del mundo y www.rinconesdelmundo.com se centra en las más auténticas de la Península Ibérica.

Y si eres de los que ocupa el verano en la lectura de aquellos libros en los que es necesaria la despreocupación de la época para sumergirse a fondo en su universo, quizás encuentres que el paraíso sea Hay-on-Way, la ciudad-librería del País de Gales.
Hacer senderismo por cañadas, dar paseos por las juderías medievales de la vieja Sefarad o incluso quedarse en casa y disfrutar de lo que las ciudades ofrecen en agosto con la mitad de sus habitantes fuera de ella son otras alternativas que a buen seguro no nos crisparan los nervios ni nos harán desear no habernos movido de nuestro hogar.

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