El trébol de cuatro hojas

Es uno de los nombres clásicos del automovilismo de todos los tiempos y, para los conocedores de su historia, una marca con tanta magia como la que puedan tener Mercedes, Porsche o Lotus, por hablar de nombres de indudable prestigio sobre la pista.
Contemporánea de otros grandes fabricantes italianos como Lancia, Maserati o Bugatti, y matriz de Ferrari hasta que ésta se independizó, Alfa Romeo fue fundada en 1910 en Milán y adoptó como emblema dos de los símbolos de la ciudad: la cruz de San Jorge y la culebra de la familia Visconti. Y si bien el paréntesis de la gran guerra hizo que se desviara de su orientación original durante algún tiempo, a partir de los años 20 ya se concentró en la que ha sido su especialidad: el automóvil deportivo.
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Es de esa época que datan las primeras victorias de la casa en los circuitos europeos. También el nacimiento de otro de sus iconos característicos: el trébol de cuatro hojas. Lo puso sobre su carrocería Ugo Sivocci para conjurar su mala suerte. Su triunfo inmediatamente posterior en la Targa Florio de 1923 hizo que, a partir de entonces, los coches de competición de Alfa Romeo lo llevaran. Lucieron el quadrifoglio verde vehículos ya legendarios como el P2 o el Tipo 159, que en los años 50 aupó a pilotos como Fangio o Farina a lo más alto del podio de la Fórmula 1.
Alfeta159
Con el correr de los años, Alfa Romeo amplió su oferta comercial y fabricó turismos más comunes, si bien siempre mantuvo versiones deportivas de muchos modelos para los que reservó el trébol como distintivo. Además, la marca lombarda siempre fue en vanguardia del diseño y puede decirse que las luego habituales colaboraciones entre diseñadores e ingenieros para sacar series exclusivas fue una innovación suya.
Sin embargo, el éxito competitivo y la buena imagen de la compañía no estuvo acompañada de un idéntico buen hacer en la gestión y las ventas, lo que tras un sostenido declive en los años 70 llevó a que en 1986 fuese adquirida por el gigante de la automoción italiana, FIAT.

Y ha hecho falta esperar al nuevo milenio para ver el renacimiento de la faceta más lujosa y deportiva del Biscione, como también es conocida en Italia. Por un lado, con automóviles para todos los públicos, pero de claro acento deportivo, como las Gamas miTO y Giuletta, pero por el otro y sobre todo, con la aparición en 2007 del 8C Competizione y su sucesor el 8C Spider, dos coches con aspecto de bólidos casi prototipos y fabricados en muy pequeñas y exclusivas cantidades.

AlfaRomeo4c
Todo para llegar con razonable buena salud y excelente bagaje a su centenario. Al menos, tanta como para que en el pasado Salón del Automóvil de Ginebra sorprendieran con su último lanzamiento: el 4C. Un coupé con el aroma de sus clásicos instantáneos y que, como hacían sus mejores creaciones de la época gloriosa, ha supuesto una sacudida en el sector.

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