De abuelos ‘malcriadores’ a educadores

La crisis actual y los cambios sociales de los últimos años (incorporación de la mujer al mundo laboral) ha convertido a los abuelos en el nuevo pilar de la familia. En alguna que otra ocasión hemos hablado de los abuelos canguro(dedicados cada vez más al cuidado de los nietos) y también hemos abordado la mayor dependencia económica de las familias de los ingresos de los mayores, con unas pensiones que cada vez han de ‘estirar’ más.

Lejos de sentirse satisfechos y contentos por la labor que realizan y el apoyo que dan a sus familias, los mayores se sienten “angustiados” y “utilizados” por el cuidado de los nietos, al tiempo que les preocupa acabar sin nadie que se ocupe de ellos. Así lo recoge el estudio ‘Abuelos y abuelas… para todo. Percepciones en torno a la educación y el cuidado de los nietos, desarrollado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y Obra Social de Caja Madrid a partir de los datos dados a conocer por el IMSERSO, según los cuales más de un 50% de los abuelos/as cuidan a sus nietos casi todos los días, el  22% cuida diariamente a nietos más de 7 horas y el 45% cuida a los nietos casi todas las semanas.

El trabajo, presentado hace tan solo 2 días, evidencia que esta situación se está dando en familias de menor poder adquisitivo, donde los recursos económicos son escasos, obligando a que los padres deleguen el cuidado de los hijos en los abuelos y convirtiéndose éstos en el colchón protector de muchas deficiencias sociales.

La dedicación de estos mayores a la familia contribuye, de forma decisiva, al equilibrio y sostenimiento económico de la sociedad y a que las familias puedan mantener su nivel de vida. Pero a cambio, los abuelos han perdido esa ‘potestad’  de ‘malcriar’ a los nietos para convertirse en sus verdaderos educadores, una responsabilidad que en ocasiones supone el enfrentamiento con sus hijos, al no ofrecer éstos las pautas necesarias sobre la educación que desean ofrecer a los menores, pero tampoco dar a los abuelos una verdadera autonomía de criterio. Esta falta de certeza, junto al sentimiento de una “vida hipotecada”, llega a “agobiar o abrumar” a los mayores.

Con el propósito de que los mayores que están al cuidado de sus nietos y de su educación no llegue a generar esa situación de angustia, el estudio recomienda que se defiende la “necesidad de reivindicar lo propio“, como el derecho a contactar con los nietos por disfrute y no sólo para su cuidado, y la “necesidad de marcar límites”, salvando tiempo propio para realizar otras actividades y ayudando a cuidar los nietos para que los hijos “vivan”, pero no “para que vivan mejor”.

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