Contadores nuevos y más precisos

Hace unas semanas nos ocupábamos de las tarifas de la luz y del aumento previsto en el coste de la energía eléctrica. Pero para que las eléctricas puedan cobrarnos es preciso contar con un medidor: los contadores, una ‘herramienta’ que en muchos casos ya han quedado obsoletos y ofrecen una lectura inadecuada del consumo que realizamos. Ya en el 2001 la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) denunció las imprecisiones de estos viejos contadores y pidió su renovación. Una década después las eléctricas se han puesto las pilas y han comenzado la sustitución de los viejos contadores por otros más sofisticados.


 


Ahora las compañías eléctricas están obligadas a cambiar los contadores de la luz a los clientes con una potencia contratada inferior a 15 kW, lo que deberá llevar a cabo en diferentes fases (a 31 de diciembre de 2013 deberán haberse sustituido el 35% de los contadores y a 31 de diciembre de 2016, el 70% deberán estar ya renovados) para que a lo más tardar en el 2019 se haya completado la sustitución.


 


Estos nuevos contadores no sólo son más precisos, lo que va en beneficio de los consumidores, sino que además su lectura se puede hacer a distancia. Con ello ya se pondrá fin a las facturas en las que el consumo que se recoge es estimado y además ya será posible contratar una tarifa con discriminación horaria o cambiar la potencia sin que sea necesario que un operario se desplace, al tiempo que cada usuario podrá disponer de más información sobre su consumo eléctrico.


 


Algunas compañías ya han intentado cobrar los derechos de enganche (unos 10 euros), pero la Comisión Nacional de la Energía ha paralizado estas tentativas, ya que el coste de los nuevos contadores debe correr a cargo de las eléctricas, ya que ellas cobran a cada usuario el alquiler y mantenimiento de estos equipos. Para ser exactos, la sustitución sí será gratis en aquellos pisos con contadores centralizados en zonas comunes de la finca o en casas donde sean accesibles desde la calle; pero los contadores situados en el interior de la vivienda deberán trasladarse a un lugar centralizado y, a partir del próximo año, ese traslado lo pagará el usuario. Cada nuevo contador le va a suponer a un usuario de 0,81 euros más al mes, lo que supone una subida del 40% respecto a los viejos (0,54 euros mensuales). Sin embargo, los clientes con tarifa con discriminación horaria, que antes necesitaban tener un doble contador, pagarán menos. Y sigue manteniéndose la posibilidad de que uno instale por su cuenta el contador (si cumple los requisitos técnicos) y no pagar nada al mes a la compañía.  


 


Este cambio viene impuesto por ley (en concreto por una directiva de la Unión Europea) y busca, al menos en teoría,  aumentar la eficiencia energética y por tanto un uso racional y responsable de la electricidad.

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