Se trata de un trastorno neurológico que provoca sacudidas, picores, nerviosismo, hormigueo, pinchazos, calor e incluso dolor en las extremidades inferiores cuando la persona se encuentra relajada o en reposo.
A quienes padecen este problema también se les conoce como ”andadores nocturnos”, precisamente porque las molestias suelen aparecer con mayor intensidad por las noches y como el mayor alivio lo tienen cuando mueven las piernas, suelen dar paseos para que pasen las molestias.
Esta dolencia afecta a un 10 o un 15% de la población mundial de entre 18 y 65 años. Las personas que padecen el ”síndrome de las piernas inquietas” suele tener problemas para conciliar el sueño, ya que duermen un máximo de 5 horas al día, lo que les lleva a estar agotados durante todo el día, tienen problemas para prestar atención debido al cansancio y su estado de ánimo es bastante variable. Además, tienen dificultades con la memoria y pueden llegar a padecer ansiedad o depresión.
Según un estudio realizado por la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI), los pacientes de esta enfermedad tienen hasta 2´5 veces más de probabilidades de desarrollar una cardiopatía o hipertensión arterial
En la mayoría de los casos, se desconoce la causa de padecer el ”síndrome de las piernas inquietas” aunque en muchos casos se relaciona con la genética o con niveles bajos de hierro o anemia, fallos renales, diabetes, Párkinson, etc. también se asocian al consumo de determinados medicamentos y con el consumo de cafeína, alcohol y tabaco, pero lo cierto, es que aún no está del todo clara su procedencia.
Actualmente, no existe una sola prueba diagnóstica, pero en caso de que notemos malestar, picores, hormigueo, pinchazos, etc. fundamentalmente en las extremidades inferiores lo apropiado es acudir al médico para que puedan tratarnos. A veces, una enfermedad cogida a tiempo, no supone ningún problema, pero cuanto más tiempo dejemos pasar, más complicada será la recuperación.
