Comprando compulsivamente

A pesar de la crisis, el consumo sigue dominando las fechas navideñas: comida, bebida, regalos de todo tipo… Un estallido consumista que en ocasiones desemboca en un sentimiento de frustración cuando no se puede comprar lo deseado, lo que en estos tiempos es bastante frecuente.


 


El bombardeo de anuncios, ofertas, promociones, etc., que nos hacen equiparar las posesiones materiales a la felicidad, poco ayuda a mantener callado el impulso consumista que lleva en muchas ocasiones a adquirir cosas que en realidad no necesitamos y que incluso en poco tiempo dejaremos de utilizar y hasta olvidaremos en el fondo de un armario. El problema además es doble, ya que además de vernos arrastrados hacia las compras compulsivas con el consiguiente gasto desmesurado del que luego nos arrepentimos, si no compramos lo que deseamos, se produce tal sentimiento de tristeza que no es difícil que derive en frustración.


 


Expertos en psicología aseguran que esta tendencia está relacionada con la propia inseguridad, afectando sobre todo a las personas más vulnerables y con una situación económica modesta, para quienes ocupar y mantener un buen estatus social es fundamental (llevando a la práctica el dicho popular de ‘tanto tienes, tanto vales’). Paradójicamente son las compras compulsivas las que llevan a la frustración, ya que el hecho de no comprar alienta el deseo de hacerlo, pero no llega a frustrar.


 


El remedio a esta situación comienza por el autocontrol de estos impulsos consumistas. Pero además se pueden tomar algunas otras medidas para controlar el gasto. Así, elaborar una lista con aquello que queremos comprar, haciendo un presupuesto con el que limitar el gasto, distinguiendo entre las compras justificadas y las que no lo están y sobre todo teniendo muy claro qué se quiere realmente. También es muy importante no salir de compras ni cuando estemos en un estado de euforia ni cuando nos sintamos desanimados, ya que ambas situaciones favorecen la compra irracional. Además, conviene evitar las compras de última hora, ya que es cuando los precios están más caros y las aglomeraciones de esos momentos hacen que se hagan las compras de forma rápida y descuidada.


 


En definitiva, algo de autocontrol y previsión bastarán para que estas fiestas las podamos disfrutar plenamente y en su esencia.

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