Los mayores presentamos nuestras propias particularidades a la hora de alimentarnos, por eso es importante conseguir una despensa equilibrada para compensar la pérdida de nutrientes propia de la edad.
No se trata de comprar grandes cantidades de comida con el fin de almacenarlas, si no más bien, lo recomendable es que nos dejemos llevar por nuestras apetencias y consumir cantidades pequeñas que se mantengan frescas y sabrosas. Esto además de ser lo más saludable nos ayudará a que la compra sea también más económica.
Lo ideal es acudir todos o casi todos los días al supermercado. Comer carne al menos una vez a la semana y pescado cada dos días. No debemos olvidar incluir a diario en nuestro menú las frutas y verduras.
El aceite de oliva, el pan, el arroz, los frutos secos o los huevos son otra parte imprescindible de una alimentación sana, por lo que lo correcto es tomarlos al menos una vez a la semana. Un complemento perfecto para una salud de hierro son las latas de conservas y las legumbres, que no suelen tener a penas grasa y sin embrago, son muy nutritivas y beneficiosas para nuestros organismo.
También es cierto que dependiendo de cada persona, la lista de la compra es diferente. Varía en función de sus gustos y preferencias o las recomendaciones de su médico, pero en cualquier caso, el objetivo es alimentarse bien y para ello es recomendable hacer unas cinco comidas al día, evitar los guisos y fritos que exceden en grasas, beber agua media hora antes de comer para facilitar la digestión e hidratarnos con infusiones, caldos o zumos naturales.
Y aunque somos muchos –cerca de 2 millones- los mayores que vivimos solos, y a veces nos da pereza cocinar o crear platos elaborados para nosotros mismos, es muy importante no descuidar los detalles, poner correctamente la mesa con los cubiertos y todo lo que vayamos a necesitar e incluso decorar el plato si somos más detallistas. Lo importante es hacerlo visualmente apetecible para poder disfrutarlo después, así que ¡Buen provecho!
