Berlín intensivo

Nuestro recorrido fugaz parte de Alexanderplatz, uno de los dos “centros” de esta peculiar ciudad, compartida tras la Segunda Guerra Mundial, hasta la caída del muro de Berlín. En su día, este emblemático lugar fue uno de los espacios más significativos del Berlín Oriental. Una vez allí, no podemos obviar los grandes espacios y las reminiscencias comunistas, ni dejar de acercarnos a ver el curioso Reloj Mundial y volver la vista al cielo para contemplar la torre de telecomunicaciones, donde el reflejo del sol siempre dibuja una hermosa cruz.

Alexanderplatz

Desde allí, os proponemos ir andando hasta la puerta de Brandemburgo por la calle “Unter den Linden”, pasando Museuminsel, la Isla de los Museos, donde están el Pergamon Museum, la Catedral y el Bode Museum. El primer museo mencionado merece mucho la pena, más si tenemos en cuenta que los jueves, a partir de las 18 horas, todos los museos de la ciudad son gratis, aunque hay que hacer bastante cola. A la izquierda de la catedral estuvo antaño el Palais der Republik, antiguo parlamento del Berlín Comunista. Durante el recorrido por Unter den Linden (donde tenían lugar los desfiles de los nazis) y aledaños es interesante ver la Universidad Humboldt, el Checkpoint Charlie, Französische Straße, Gendarmenmarkt (una plaza con dos cúpulas gemelas, una de la iglesia luterana y la otra de la católica).

Puerta de Branderburgo

Tras este largo paseo se llega a “Brandemburgertor” (la Puerta de Brandemburgo); a su izquierda está el Reichstag (el Parlamento, llamativo por su impresionante cúpula diseñada por Norman Foster) y, a la derecha, el Monumento al Holocausto, una obra de Peter Eissenman. Muy cerca del impresionante memorial se encuentra la Potsdamer Platz; merece la pena acercarse a ver los rascacielos y el primer semáforo de Europa, que está en el centro de la plaza. Durante el recorrido no hay que dejar de mirar al suelo, para descubrir una línea simbólica que marca el recorrido del muro.

Tras este acercamiento, realizado a la velocidad del rayo no se puede terminar si no con una cerveza en la mano; merece la pena probar los dos tipos que más se sirven en la ciudad: Hefeweizen (de cebada) o Helles bier (de trigo).

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