Si ha habido una noticia que esta semana ha copado los medios de comunicación, esa ha sido la de renuncia de Benedicto XVI a su cargo como Sumo Pontífice. Se trata de una situación muy poco común en el seno de la Iglesia Católica -no había tenido lugar desde la Edad Media-, de ahí la sorpresa generalizada y la conmoción de casi todos. Con mayor o menor conocimiento, son muchos los que estos días aportan su opinión sobre el asunto, coincidiendo la mayoría en que se trata de un acto de gran humildad por parte del Santo Padre.
Entre los muchos rasgos que han marcado el pontificado de Benedicto XVI, hoy nos gustaría subrayar su defensa de la familia, como institución generadora de la sociedad. Hace tan sólo diez días se celebraba en Italia la “Jornada de la Vida”, una fiesta que tiene lugar en el país transalpino el primer fin de semana del mes de febrero. Durante el rezo del Ángelus de tan señalado día, el Papa invitó a los asistentes a que invirtieran en la Vida y en la Familia, como única respuesta eficaz a la crisis, deseando que en Europa nunca se pierda de vista la salvaguardia de la dignidad del ser humano.
La deshumanización de la sociedad fue precisamente el tema central de su encíclica “Caritas in Veritate”; en la que, con todo el rigor y la claridad que le caracterizan, profundizaba en el desarrollo integral de la persona, a través de la Caridad y la Verdad. En este texto recordaba también que los gobiernos “están llamados a realizar políticas que promuevan la centralidad de la familia”, mientras que hacía hincapié en la necesidad de “preservar la vida en toda su plenitud”.
Los españoles hemos sido unos privilegiados a la hora de recibir su mensaje en materia de familia. La de Valencia fue primera visita de Benedicto XVI a nuestro país, precisamente con motivo de la celebración de la V Jornada Mundial de las Familias. Poco después, nos visitó de nuevo para consagrar el tempo barcelonés dedicado a otra familia, la de Nazaret. Durante de la ceremonia en la Basílica de la Sagrada Familia de Gaudí, una vez más, el Papa centró su homilía en la defensa de la familia, exhortando a los estados para que la natalidad sea “dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente”.
Foto: White House photo by David Bohrer
