Unos minutos después de que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunciase la ayuda de 2.500 euros a las familias que tengan o adopten hijos los teléfonos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales se colapsaron: miles de personas querían conocer los detalles de esta medida pensada como apoyo al crecimiento de la natalidad en España, que continúa bajo mínimos.
De momento y hasta su publicación en el Boletín Oficial del Estado, los pormenores de estas ayudas están son inciertos, como ha reconocido la Dirección General de las Familias y la Infancia, dependiente de Asuntos Sociales. Lo que sí se sabe es que las medidas se comenzarán a dar a partir del mes de noviembre y serán beneficiados los que hayan tenido o adoptado un hijo a partir del pasado 4 de julio. Se pretende aportar dicha cantidad a los pocos días del nacimiento o adopción tanto a las familias que coticen como las que no, por transferencia o cheque, estará exenta de impuestos y no será acumulativa a otro tipo de ayudas y subvenciones.
Tras la euforia inicial de esta noticia, algunas asociaciones familiares se han parado a valorar y analizar los pros y contras de esta iniciativa. Se valora muy positivamente el apoyo a las familias y su objetivo último de fomentar el número de hijos y familias españolas. Sin embargo, como ocurre con otras ayudas autonómicas de menor cantidad, muchos consideran que ésta medida es ”pan para hoy y hambre para mañana”, por no ser continua o a plazos. Otros sectores se mantienen en la incredulidad a la espera de la viabilidad de la medida; mientras que otros la aplauden considerándola un primer paso que resultaría insuficiente sin la implantación de otro tipo de ayudas.
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