Alemania envejece

En muchas ocasiones hemos hablado en esta sección de lo preocupante que empieza a ser en Europa el envejecimiento de la población. Más allá de la actual crisis, que amenaza con extender sus tentáculos también a países aparentemente estables, como Alemania; mirando hacia un futuro próximo es fácil descubrir que, si no se toman las medidas necesarias, será imposible mantener el sistema de pensiones.

En Alemania se prevé que para el 2030 el país cuente con seis millones menos de trabajadores y un 29% de la población integrada por mayores de 65 años. Con una tasa de natalidad de menos de dos hijos por mujer, no hay quien sostenga estas cifras; mantener la calidad de vida de sus mayores es, sin duda, todo un reto.

Es por ello que, el Gobierno de Angela Merkel, ha lanzado una serie de medidas orientadas a frenar este drástico cambio demográfico. Aunque algunas de ellas parecen interesantes -reforzar la familia con una buena conciliación laboral, incentivar la vida independiente de los ancianos y garantizar su calidad de vida- sin embargo, el país carece de presupuesto para llevarlas a cabo, por lo que confía en que, gracias a una extensa red de voluntarios, se asegure el bienestar de niños y mayores, ahorrando así al Estado los gastos que estos cuidados generan.

La economía del país no puede garantizar las plazas en residencias, ni tampoco el acceso a guarderías estatales para todos los bebés; por lo que propone un sistema vecinal de voluntariado para hacerse cargo de los pequeños y ayudar a los mayores en sus labores cotidianas, como pueden ser la compra o algunas labores del hogar. Según Marie-Luise Streeck, la jefa de división del cambio demográfico en el Ministerio del Interior alemán, un país tradicionalmente solidario, como Alemania, está preparado para asumir este tipo acciones.

La subsistencia de este sistema, si finalmente saliera adelante, depende también en gran medida de otros objetivos como la reducción de la deuda pública y la acogida de inmigrantes, para cubrir sus puestos de trabajo. Aunque, sin duda, otra posible opción sería modificar su actual sistema de cotizaciones, del que se libran, sorprendentemente las grandes fortunas y la clase política, entre otros.

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