En época de crisis toca apretarse el cinturón, reducir gastos y ahorrar (esto último quien pueda…). Y lo primero es revisar los gastos del hogar, donde en los últimos años se ha venido haciendo un mayor consumo energético, algo negativo no sólo para el medio ambiente, sino también para los bolsillo, especialmente de los más mayores, especialmente de los pensionistas, que cada vez tienen más difícil estirar las pensiones. Uno de los puntos en los que se puede ajustar la economía de nuestros hogares es en el ámbito de la energía, donde puede llegar a ahorrarse hasta un 30% energía.
Ser conciente de los que se gasta es el primer paso para poder reducir el coste de lo que consumimos, pero en la actualidad, son escasos los aparatos electrónicos con medidores integrados para proporcionar información sobre el consumo energético. También se puede hacer uso de los llamados contadores inteligentes, aunque estos enfocan en el consumo eléctrico y no difieren de los contadores eléctricos comunes, salvo porque ofrecen un resumen pormenorizado. Para dar un paso más allá, varias iniciativas trabajan en la actualidad para ofrecer un sistema completo que no sólo mida el consumo real, sino que también integre funciones de seguimiento en la generación de energías renovables, optimice el gasto energético y mejore el confort del consumidor. Con vistas a un futuro no lejano, para facilitarnos este ahorro en Europa se han puesto en marcha diversos planes y proyectos de investigación como el ENERsip, una “Plataforma informativa dedicada al ahorro energético en redes de producción y consumo”, que facilita un sistema de gestión para conocer el consumo y la generación real de energía en cada momento y varias recomendaciones para equilibrar ambos conceptos. De este modo el consumidor es consciente de cómo controlar el gasto y cómo usar la energía generada, con el consiguiente ahorro.
En general, basta seguir unas sencillas pautas para lograr hasta ese 30% de ahorro:
v Aprovechar al máximo la luz natural minimizando la necesidad de luz artificial, que es menos contaminante y además, gratuita. Además ésta se puede también optimizar distribuyendo las estancias de la casa según las distintas orientaciones de la vivienda, situando, por ejemplo, las habitaciones que se utilicen más durante el día en la fachada sur.
v Regular la iluminación según las necesidades, dando preferencia a la iluminación localizada, con la que además de ahorrar se consigue ambientes más confortables.
v Evita dejar luces encendidas en habitaciones que no se estén utilizando.
v Sustituir las bombillas incandescentes (normales) por las de bajo consumo, que duran 8 veces más y consumen hasta un 80% menos y utilizar tubos fluorescentes donde se necesite más luz y esté encendida muchas horas, por ejemplo, en la cocina. Además, mantener limpias las lámparas y pantallas aumentará la luminosidad, sin aumentar la potencia.
v La calefacción supone casi la mitad de la energía que consumimos en casa, por ello, conviene regular el termostato en torno a 20ºC/21 ºC, temperatura adecuada para mantener el confort en una vivienda. Cada grado que aumentemos la temperatura consumiremos aproximadamente un 7% más de energía.
v Al salir de casa de casa, se debe reducir la posición del termostato a
v En verano la temperatura de refrigeración adecuada es en torno a
v Abrir las ventanas para ventilar las habitaciones durante diez minutos es suficiente para renovar el aire.
Con prestar atención a detalles como los expuestos no sólo conseguiremos ahorrar en nuestras facturas, sino proteger al medioambiente.