La aparición de las Nuevas Tecnologías ha provocado un distanciamiento en las relaciones directas entre los niños y sus mayores, más aún, si los seniors no entramos a formar parte de la Red, medio fundamental para acercarse a los más jóvenes. La puesta en marcha de programas intergeneracionales, concepto que tan solo hace unas décadas sería inimaginable, pretende acortar estas distancias entre los mayores y los más jóvenes de la familia.
Según el informe Programas Intergeneracionales, “Hacia una sociedad para todas las edades”, elaborado por un equipo de investigadores de la Obra Social La Caixa, este tipo de políticas e iniciativas propician la inclusión de todas las generaciones en la vida social y aumentan la generosidad intergeneracional. La participación de los mayores en estos programas se traduce en una vida más activa y una disminución del riesgo de enfermedades; mientras que en los jóvenes, el aumento de la responsabilidad y del rendimiento escolar, son los principales logros.
Más allá del encuentro intergeneracional, el acertado diseño de estos programas, es clave para el éxito de estas iniciativas, de acuerdo a las necesidades reales de las personas y comunidades. Este informe, en respuesta al llamamiento internacional de Naciones Unidas para fundar una sociedad en la que las personas de todas las edades tengan cabida, ha estudiado cuáles deben ser estas medidas y políticas concretas para cumplir el objetivo de que se termine con la discriminación social en función de la edad, que el envejecimiento deje de tener connotaciones negativas y se potencien sus ventajas.
Además, el estudio apoya el cumplimiento del Plan Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, aprobado en 2002, según el cual hay que reconocer y explotar el potencial de las personas mayores para contribuir al desarrollo de sus sociedades, y marca como uno de los Objetivos del Milenio de los estados miembro de la ONU la inclusión del envejecimiento en todas las políticas sociales y de desarrollo económico.
