A la luz de unas velas…

Son unos objetos sencillos pero pueden cambiar el aspecto de cualquier rincón de nuestra casa en el que lo coloquemos. El uso de las velas en decoración se ha popularizado, adaptándose a cualquier estilo decorativo.

De colores, blancas, brillantes o mate, con olor o sin el llenan de encanto nuestros espacios, haciéndolos más acogedores. No debe quedar relegado a adorno para momentos especiales, como cenas formales o íntimas, cualquier ocasión es buena para empezar a usarlo en la decoración de nuestro hogar.

Si queremos dar un toque refrescante y al mismo tiempo armonioso a la casa, ahora que el calor aprieta, son muy oportunas las velas flotantes. Como su nombre indica flotan en superficies líquidas, por tanto, también es importante encontrar un recipiente acorde con la atmósfera que queramos crear. Estas velas pueden ir acompañadas de flores y otros adornos naturales.

Las conocidas como velas de te, aquellas que son pequeñas y están contenidas en un recipiente de aluminio, suelen colocarse en soportes como lamparillas. Duran de cuatro a cinco horas y no se derraman, por lo tanto, no ensucian el recipiente. También de pequeño tamaño son las velas votivas, usadas tradicionalmente en las Iglesias, de donde se extendió su uso a los hogares.

La sofisticación en velas llega en candelabros, -estilizadas y largas, crean un ambiente más calido-, y en forma de columnas o pilares, con un diámetro mayor al del resto de velas y también de mayor altura, por eso, son las que más suelen durar. Y, finalmente, las decorativas propiamente dichas. Han sido diseñadas con atractivas formas y colores, son las coartadas, talladas, bolas, moldeadas, con aplicaciones e incrustaciones de diferentes materiales naturales o sintéticos.

A no ser que sean velas pilares de gran tamaño, mejor si las agrupamos y, según el estilo decorativo que predomine en nuestra casa, podemos añadir otros elementos como objetos de vidrio, de colores llamativos o elementos naturales.

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