Seguro que en alguna ocasión te has planteado escribir la historia de tu vida. Tal vez alguien te ha dicho que debes hacerlo; quizá algún nieto después de escucharte contar alguna de tus “batallitas”. Pero de momento no es algo que hayas considerado seriamente, ¿verdad?; al fin y al cabo, sientes que has vivido una vida normalita-tirando-a-aburrida. Puede que no hayas tenido que batallar contra una enfermedad mortal, o corrido un ultra maratón, y que aunque tuviste una carrera profesional interesante, no fuiste el presidente, ni el director general, ni el descubridor de nada, ni tampoco un inventor célebre. Tu vida no se parece a las historias que oímos en las noticias o leemos en la red; siempre nos resulta inspirador y muy alentador leer las historias de otras personas, como Bryson William Verdun Hayes o Alla Levushkina que han superado grandes obstáculos para lograr hazañas increíbles. Sin embargo, hay una parte de tu cerebro que piensa: “¡Vaya!, mi vida no está siendo tan excitante”. Pero déjame que te diga algo: tienes una historia que ha de ser contada. Está bien, puede que las editoriales o los directores de cine no se peleen por los derechos de tu historia para escribir best-sellers o hacer películas; pero a pesar de ello, tu vida es una historia que merece ser escrita y compartida.
¿Por qué? Porque aunque esto pueda sonar extraño, la historia de tu vida no trata sólo de ti. Enfoquémoslo de otra manera: se trata de cómo nuestras experiencias pueden beneficiar a otros.
5 razones por las que debemos escribir nuestra historia:
1.- Poseemos perspectivas, ideas y conocimientos únicos. Tu sabiduría merece ser compartida con otros, no necesariamente para que luego puedas presumir, pero sí para que puedas ayudar a otros a lograr un éxito similar o, en algunos casos, evitar los mismos errores que tú cometiste.
Seamos realistas: dar consejos no solicitados a nuestros hijos adultos puede ser difícil. A menudo no tienen tiempo para escuchar, o no los quieren escuchar. Pero al escribir la historia de nuestra vida daremos con una solución que nos permita proporcionar consejos de una manera no amenazante. Además, los hijos tendrán la oportunidad de decidir cuándo y dónde leer nuestra historia, y poner en práctica nuestro consejo.
2.- Verdaderamente hay personas interesadas en tu vida. Cómo me gustaría poder volver atrás en el tiempo para poder preguntar a mis abuelos más sobre su pasado. Tengo recuerdos muy borrosos de ellos ya que murieron siendo yo muy muy joven. Me encantaría oírles contar lo que era crecer en siglos anteriores… ¿No crees que esto mismo lo piensan otros de ti?
3.- Puedes ser el único vínculo que quede de tu pasado familiar. No necesitamos ser expertos en genealogía; ni siquiera estar remotamente interesado en nuestros ancestros, pero no olvidemos que podemos poseer conocimientos sobre el pasado de la familia que nadie más sabe. Por ejemplo: ¿De qué país inmigraron nuestros antepasados y cuándo? ¿Alguno de nuestros ancestros fue un personaje célebre? ¿Padeció ésta o aquella enfermedad algún familiar en el pasado? Éste es el momento. No lo dejemos pasar; compartamos la información que conocemos y les ahorraremos a las generaciones futuras innumerables horas de investigación.
4.- Nadie puede contar tu historia como tú. Seguro que piensas que no necesitas escribir tu historia porque ya has relatado a tus hijos los aspectos más importantes de tu pasado, y además en repetidas ocasiones, de hecho. Pero esta excusa no sirve; en primer lugar, porque hay estudios que afirman que un relato oral puede perderse en el transcurso de 3 generaciones; de abuelo a nieto, tan sencillo (y preocupante) como eso. Creo que es para tomarse el asunto muy en serio, ya que a menos que se tomen el tiempo para grabar tus historias (en audio o video), hay una alta probabilidad de que se pierdan para siempre.
Segundo: cuantas más personas escuchen la historia, más versiones de la misma se extenderán. ¿Recuerdas el juego del “teléfono estropeado”? Tú le susurras una historia a la persona de al lado y luego ésta repite la frase a quién esté a su lado, y así sucesivamente hasta que la última persona pronuncia en voz alta la versión que le ha llegado. Y la versión final nunca es la misma que la frase inicial. Cada individuo oye o se centra en algo diferente y a menudo malinterpreta. Lo mismo podría ocurrir con la historia de tu vida, y seguro que eso no te gustaría nada.
5.- Te proporcionará paz mental y sensación de auto-realización. En el fondo, todos queremos ser recordados mucho después de que nos hayamos ido. Queremos dejar atrás un legado duradero, algo tangible que la gente pueda asociar con nosotros. La historia de tu vida es tu legado; hablará por ti mucho después de que te hayas ido.
Creo que son todo ventajas, deberíamos ponernos manos a la obra. ¿Y tú? ¿Alguna vez te has planteado escribir la historia de tu vida?