Vintage: el eterno retorno de la moda

El término vintage viene manejándose desde hace mucho tiempo en el mundo anglosajón. Cuando se emplea para ropa, hace referencia a todas aquellas piezas y complementos que tienen más de veinticinco o treinta años, pero que de algún modo u otro han envejecido noblemente y han conservado su encanto. Y ese vestido caído en desuso o aquel bolso que parecía definitivamente caducado vuelven de repente a ser lo último, lo más elegante, el no va más del gusto refinado.

La mentalidad ha cambiado en España en los últimos años. Hasta hace poco, los sentimentales guardaban lo viejo entre bolas de naftalina hasta que se perdía en el fondo del armario y los pragmáticos lo tiraban a la basura sin más miramientos. Hoy se empieza a ser consciente de que lo más moderno no tiene porque ser lo más reciente, y que una prenda original de los años 50 puesta en la ocasión y con la combinación precisas puede ser el toque definitivo para llamar la atención, darse un aire de distinción o evocar otros tiempos y ambientes.

Tanto es así, que se están abriendo tiendas especializadas en rescatar ropas de vintage y crecen los coleccionistas ávidos de hacerse con trajes de diseño de décadas pasadas o acicalarse con joyas, monederos y zapatos de tiempos pretéritos: ya no resulta insólito ver a chicas jovencísimas ataviadas con ropa de sus abuelas o pagar pequeñas fortunas por lo que hace nada se hubiese liquidado en un rastrillo como ropa de segunda mano.

El predicamento de ese reciclaje apenas ha comenzado, pero ni parece pasajero ni nada indica que pronto no alcance los niveles de culto que tiene en países como Inglaterra, Holanda o Estados Unidos. Y que, como en ellos, se extienda también a objetos, mobiliario y todo lo que tenga la impronta de la edad.

En Internet, eBay se lleva la palma de mercadeos de estos artículos. Mientras, boutiques como Corachán y Delgado (Barco, 42) y Lotta (Hernán Cortés, 9) en Madrid, o Produit National Bruit (Avinyó, 29) en Barcelona, permiten perderse entre perchas y estanterías desempolvadas de baúles y desvanes antiguos. Pero, probablemente, el mejor almacén de vintage pueda encontrarse mucho más cerca: en tu propio armario.

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