Una de momias y suspense

Ambientada a principios de siglo XX y protagonizada por una bella y audaz señorita que posee esa irresistible mezcla de inteligencia y espíritu intrépido; la última película de Luc Bresson, que muchos podrían considerar –o, más bien, ni siquiera considerar- como una producción para niños, pese a que no está recomendada para menores de 12 años, es capaz de entretener -y por qué no, también de divertir- incluso a los más escépticos.

El director de “El quinto elemento” -un film con claras influencias de “El Incal” de Jodorowski y Moebius- vuelve a la carga con “Adèle y el misterio de la momia” y, una vez más, no oculta su pasión con el cómic, basándose en los tebeos publicados con el título de “las aventuras de Adèle Blanc-Sec “por el genial escritor y dibujante Jacques Tardi. Bresson nos narra los devenires de Adèle Blanc-SEC, una joven reportera que no teme a las dificultades y que se ve envuelta en una aventura en pleno Egipto faraónico, mientras París es asediada por todo tipo de desgracias provocadas por un perodáctilo nacido de un huevo conservado en el Museo de Historia Natural.

Los amantes de la fantasía y de la ciencia ficción verán bastante colmadas sus expectativas -aunque tampoco nos engañemos, no estamos viendo Blade Runner ni mucho menos- y es que podría decirse que la cinta tiene un poco de todo, por lo que es difícil que llegue a defraudar a nadie. Humor para los que buscan risas, arqueología para los egiptólogos frustrados, suspense, aventuras y sorprendentes efectos especiales -fruto de un generoso presupuesto- de esos que a todos gustan.

En resumidas cuentas podría decirse que el director francés vuelve a acertar con esta película ligera que destaca los aspectos más originales del cómic de Tardi; en la que, en esta ocasión, se nota mucho el toque francés.

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