Un encuentro nostálgico

Steven Spielberg, uno de los más grandes genios del cine de ciencia ficción de todos los tiempos, todo un clásico consagrado en el género, se ha asociado con quien sin duda podría ser uno de sus más relevantes sucesores. Nos referimos a J. J. Abrams, guionista de series tan elogiadas como Fringe o Perdidos y director de films como la última entrega de Star Trek. Sin duda, el encuentro entre los dos miembros de esta pareja promete, y mucho. Sin embargo, la película dirigida por el tándem ha dado lugar a críticas de todo de tipo.

Super 8 -dirigida por Abrams y con Spielberg en la producción ejecutiva- para muchos no es sino un sentimental y nostálgico homenaje a las famosas producciones de Amblin que tanto hicieron sonreír a niños y mayores, hace cosa de tres décadas. Los guiños a grandes obras maestras de Spielberg, como los Goonies o E. T., son innegables; sin embargo no es una tarea fácil llegar a la altura de estos films y hay quienes opinan que la cinta llega a conseguirlo.

Jordi Costa, crítico de Fotogramas, considera que en Super 8 hay “hay pasión cinéfila, conocimiento de causa y, sobre todo, compromiso con el factor humano”. Muchos de los amantes de la Ciencia Ficción de los ochenta han descubierto en esta cinta una de esas películas de aventuras, sanas y divertidas, de las que ya no se producen. Y es que, sin duda, aunque la película no te entusiasme, es inevitable contener una cómplice sonrisa de nostalgia mientras la ves.

Super 8 se ambienta en el verano de 1979, cuando un grupo de jóvenes es testigo de un choque de trenes catastrófico, mientras rodaban una película en Super 8. Una serie de desapariciones irregulares y de eventos inexplicables provocarán que los chicos sospechen que no fue un accidente, mientras el jefe de policía intenta descubrir la verdad.

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