Tosferina: de abuelos a nietos

Aunque suene a pasado, la tos ferina sigue siendo hoy en día una realidad que afecta a adultos y especialmente a niños. De hecho, hace apenas unos días los Servicios Territoriales de Salud en Girona han confirmado la existencia de un brote de tos ferina en la comarca gerundense Pla de l’Estany, confirmándose 53 casos hasta el pasado día 24 (39 de ellos son niños menores de 10 años), siendo su evolución bastante favorable.

Esta enfermedad de origen bacteriano causada por el germen ‘Bordetella pertussis’, afecta a las vías respiratorias provocando una tos grave, convulsiva, que se prolonga por espacio de dos meses o incluso más. Los niños menores de seis meses se presentan con disnea y asfixia, y en ellos la enfermedad llega a ser mortal si no reciben tratamiento adecuado y a tiempo. A diferencia de lo que sucede en los niños, en los adultos enfermedad se presenta, por lo general, de forma atípica, con tos prolongada, y pasando muchas veces desapercibida, por lo que el adulto se constituye como fuente de infección oculta para el lactante desprotegido o incompletamente vacunado, como se señala en el número 2 de la revista Vivir Sano a partir de los 50, tutelada por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG). Según esta publicación, en estudios realizados para detectar la fuente de infección de tos ferina a lactantes se ha encontrado que entre el 75 y el 83 por ciento de los casos el origen de la infección se encuentra en algún conviviente del niño infectado, siendo el 55 por ciento los padres, y entre el 6 y el 8 por ciento los abuelos, un hecho que hace pensar en la necesidad de reforzar la inmunidad mediante vacuna frente a tos ferina en los adolescentes y adultos. También los expertos en Estado Unidos, después de que en 2009 fallecieran 12 niños por esta enfermedad, vienen recomendando la vacunación en adolescentes y adultos, especialmente si están o van a estar en contacto con lactantes menores de 12 meses (incluyendo personas de 65 o más años).

La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología explica que, en general, la vacunación del adulto consiste en 3 dosis de vacuna Td. Posteriormente, pueden administrarse 2 dosis más, con un intervalo de 10 años con Td, o con la vacuna dopa.

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