Tomando un respiro

España ya supera los 7 millones de mayores, más del 16% de la población,  y el 25% de estos mayores son dependientes. Para hacernos una idea, en la actualidad son 1.036.435 las personas dependientes beneficiarias con derecho a prestación según los datos del SAAD a 1 de agosto de 2011, y en muchos de los casos son los familiares los principales encargados del cuidado y apoyo básicos.

Además de las cargas cotidianas de cuidar a un dependiente, los cuidadores deben enfrentarse a la escasez de tiempo para sí mismos que les permita descansar, física y psicológicamente. Y el verano para ellos no suele una excepción. Sin embargo cada vez empiezan a haber algunas opciones. La alternativa ‘más conocida’ (en realidad casi la única si descartamos la contratación de personal) es la de los llamados programas de ‘respiro familiar’. Llevan funcionando ya algunos años y en realidad consiste en que determinadas residencias acogen, por un período máximo de un mes, a los mayores dependientes. Los resultados son buenos, según los expertos, tanto para los cuidadores habituales como para los dependientes,  a pesar de que en un principio los familiares lo aceptan con reticencias y un gran sentimiento de culpa. Hay que tener en cuenta que este paso puede ser psicológicamente traumático para la persona ingresada, por eso se suele evaluar su perfil psíquico y físico y conforme a él se eligen compañeros de habitación adecuados y se traza un plan de actividades acorde con sus posibilidades y que lo motive para que se integre sin problemas.

Hasta ahora estos programas de respiro familiar han sido, como ya comentábamos, prácticamente la única opción de que los familiares con personas dependientes a su cargo pudieran tener unos días de descanso. Pero van surgiendo otras alternativas. Un ejemplo es la que está desarrollando la FEDACAM (Federación de Asociaciones de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias de Castilla La Mancha), que permite pasar toda una semana en la playa juntos al enfermo y al familiar cuidador, disfrutando de espacios comunes, pero de modo que el cuidador cuenta con la ayuda de un personal que se ocupa que durante el día la persona dependiente cuenta con una atención personal para el aseo, control sanitario, acostar, etc. y estimulación a través de terapia (psicomotricidad, estimulación cognitiva, musicoterapia, manualidades, ludoterapia, etc.). La ventaja de este programa es que por un lado el familiar no siente culpable considerando que abandona a su ser querido, y por otro lado se facilita el intercambio de experiencias vitales y el estrechar lazos afectivos, que se deteriora en estas situaciones.

Entre las nuevas alternativas para que los cuidadores con dependientes a su cargo puedan tener un tiempo de descanso en vacaciones hay una pionera en Benidorm. Y es que si hay quien conoce a la perfección las necesidades y los gustos de los mayores son los establecimientos hoteleros de esta localidad levantina, símbolo por excelencia del esparcimiento de los más mayores. Así que no es de extrañar que se les haya ocurrido ofrecer a los usuarios de sus instalaciones la posibilidad decontratar por horas enfermeras o canguros para mayores, del mismo modo que ya en muchos sitios se hace para los niños. Se trata de profesionales de enfermería, pedagogos y auxiliares geriátricos al servicio de turistas que quieren disfrutar de sus vacaciones al completo. Personas con cierta dependencia o discapacidad que viajan solas contratan servicios de acompañamiento para ayudarles en sus tareas y compartir momentos gratificantes. Uno de los primeros hoteles de la ciudad que ha comenzado a ofrecer estos servicios es el Madeira, aunque de momento lo tiene de forma individualizada, ofreciéndolo al huésped en el momento que llega al hotel. Sin embargo esta prestación se está promocionado entre los asociados de Hosbec, la patronal hotelera de Benidorm y la Costa Blanca, y lo ha comenzado a ofrecer la empresa “Nos importas Servicios Sociosanitarios”, abierta a comienzos de año en Benidorm.

Las expuestas son tres opciones igual de válidas, siendo los cuidadores los que deban valorar cual de ellas se ajusta mejor a su situación y a la de ‘su’ dependiente.

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