Todos estos consejos se desprenden del análisis sobre esta materia que ha realizado recientemente la investigadora del instituto IN3 de la UOC, Mireia Fernández-Ardèvol. Los incentivos, según reza su estudio, son también de vital importancia; cuando los mayores encuentran la verdadera utilidad de los dispositivos tienden a perder el miedo a usarlos. Comunicarse con la familia que está lejos o el hecho de que un nieto se vaya a vivir fuera del país, aunque sólo sea una temporada, puede convertirse en el punto de partida para llegar a ser un abuelo tecnológico convencido.
La motivación y tener a alguien cercano a quien preguntar sin tapujos son, por tanto, cuestiones esenciales a la hora de perder el miedo a la tecnología. Alejar temores absurdos y dejarse ayudar con sencillez suele funcionar. Aunque muchos mayores padezcan en mayor o menor medida cierta animadversión hacia las nuevas tecnologías, hay que tener en cuenta que, en principio, tan sólo se trata de un infundado miedo a lo desconocido; pero lo cierto es que la afección conocida como “tecnofobia” es en realidad mucho más seria y afecta a personas de todos los rangos de edad, que se sienten realmente incapaces de acceder a cualquier dispositivo tecnológico.
Sea como fuere, los expertos aconsejan tomarse la tecnología como un juego y, sobre todo, centrarse en los miles de aspectos beneficios que nos puede reportar.