¿Te imaginas a tu nieto haciendo botellón?

Según datos del Gobierno uno de cada cuatro jóvenes de 14 años lo ha hecho el último mes… Las cifras de la “Encuesta escolar sobre el uso de drogas en estudiantes de enseñanza secundaria” del Plan Nacional sobre Drogas dan que pensar: el 53% de los jóvenes de entre 14 y 18 años ha participado en un botellón en las últimas semanas. Es decir, más de la mitad de los menores de edad se han reunido en la calle con sus amigos con el objetivo de emborracharse.

Pero ¿de qué depende que algunos de nuestros nietos se inicien tan pronto en el consumo de alcohol? La hora de regreso a sus casas y el tipo de amistades que tienen es lo que más influye en estos malos hábitos de los jóvenes. Según este estudio las chicas consumen más alcohol y fuman más que los chicos, unas cifras que se han dado la vuelta en los últimos años, quizá en gran parte a la modernización de la mujer en la sociedad actual.

En muchos casos alcohol y tabaco van unidos en su consumo, sin embargo, la mayoría de los adolescentes (un 90%) considera peligroso fumar aunque lo haga y no piensa lo mismo de tomarse unas copas con sus amigos.

Las salidas nocturnas y el descontrol en sus rutinas hacen que muchos menores de edad se inicien demasiado pronto en el consumo de vicios peligrosos, que empiezan por dar una calada a un pitillo y acaban por consumir otro tipo de drogas mucho más peligrosas.

A veces, es difícil saber si nuestros nietos beben alcohol o se drogan, ya que los signos no siempre son del todo evidentes. Algunos de los síntomas que podemos apreciar a simple vista son que se les ve más cansados, incluso bajos de ánimo, que han cambiado de amigos o que los resultados escolares no son los esperados. En casos mucho más graves, se encuentran irascibles, les sangra la nariz e incluso tienen dificultad para hablar.

Si notamos alguna de estas señales en nuestro retoño, lo primero que hay que hacer es afrontar el problema, coger el toro por los cuernos y nunca intentar ocultarlo. Hablar con ellos de manera tranquila y pausada del asunto en cuestión e incluso acudir a un especialista es lo mejor que podemos hacer para ayudarles.

Las cifras de este estudio son alarmantes, por eso es importante que eduquemos a nuestros nietos en el amor y el respeto. Darles ejemplo y consejos a tiempo les servirá para que actúen en consecuencia. Y hablarles alto y claro de las drogas, sin tapujos, les hará comprender mejor los peligros que implica el consumo de estas.

Pero ¡ojo, tampoco debemos obsesionarnos! Todos hemos sido jóvenes y ¡que levante la mano quien no se haya tomado alguna vez una copa de más en un guateque!

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