Sexualidad en la edad madura

Vivimos en una sociedad que ignora o incluso rechaza la faceta sexual de los mayores. Muchos ancianos aceptan esa norma no escrita del rechazo del amor y el sexo, escondiendo sus sentimientos sexuales y sus deseos a medida que envejecen. Esto no es más que un (triste) ejemplo de micro-edadismo*. Concretamente, en relación a la sexualidad, tema que abordamos hoy, hay una visión confundida muy extendida en la sociedad, según la cual, la sexualidad en los ancianos no existe y/o no es necesaria, y si sucede, es algo anormal. Estas ideas irracionales, estructuradas en conductas prejuiciosas, están extendidas en la mayoría de la población; pero resultan especialmente peligrosas cuando se trata de trabajadores que consideran a los ancianos, desde el punto de vista social, como enfermos, seniles, deprimidos, rígidos, asexuados, pasados de moda y una cantidad de rótulos descalificadores más.

Pues bien, escuchad muy atentos: disfrutar de nuestra sexualidad, amar y ser amado, etc. es posible después de los 50 y también en la vejez. El placer sexual, los afectos sexuales (el deseo, la atracción, el enamoramiento) y los empático-sociales (apego, amistad, o altruismo) permanecen activos toda la vida porque somos seres para el contacto y la interacción con los demás. El envejecimiento no lleva por sí mismo al cese de la actividad sexual. Más bien ocurre que variados problemas médicos, psicológicos o sociales interfieran con la expresión normal de la sexualidad.

Pero, como decimos, no perdamos de vista que los sentimientos, los deseos y las actividades sexuales están presentes a lo largo de todo el ciclo vital. Las relaciones íntimas humanas afirman la propia vida y son válidas a lo largo de toda la existencia, incluyendo la ancianidad. (Cabe destacar que ya la O.M.S. el pasado siglo ofreció una definición de salud sexual: “Salud sexual es la integración de los aspectos afectivos, somáticos e intelectuales del ser sexuado, del modo tal que de ella derive el enriquecimiento y el desarrollo de la persona humana, la comunicación y el amor ”).

Aunque sea evidente que, como con todas las actividades, notemos que con el paso de los años se producen una serie de cambios en nuestro cuerpo que es importante que reconozcamos y asumamos, también es cierto que todos estos cambios llegan a una edad en que nuestra situación personal afectiva se ha consolidado. En esta situación, y con el gran pilar que suponen las experiencias vividas llegada la madurez, es posible lograr una adaptación más rica a estas modificaciones de nuestro cuerpo. El premio será la capacidad de obtener una creciente satisfacción en las relaciones íntimas.

Y un dato muy interesante también a tener en cuenta, es que la sexualidad y el acto sexual implican una activación cerebral muy positiva, además son un buen ejercicio muscular y respiratorio (salvo en momentos agudos o bajo contraindicación médica, obviamente). No hay excusas.

Foto: Google imágenes 

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( * )
[¿Y qué es el “edadismo”? Pues el edadismo es la discriminación​ contra personas o colectivos por motivo de edad. El edadismo constituye el conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a las personas mayores y jóvenes simplemente en función de su edad.]

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