Ninguna precaución es poca para hacer frente a una situación de dependencia. Las hay muy razonables y que podemos tomarlas sin contar con nadie más, como hacer algunas reformas para que nuestro hogar sea más cómodo y accesible. Otras, en cambio, exigen el concurso de compañías aseguradoras. Porque si atendemos al sentido de los cambios en la ley de dependencia, las dificultades crecientes para acceder a las ayudas o los retrasos de muchas comunidades, es mejor no contar con las prestaciones estatales como una solución. Si a eso añadimos que con la reforma de las pensiones todo apunta a la pérdida de poder adquisitivo de los jubilados, pintan bastos.
Es en este escenario que las empresas de seguros han visto la posibilidad de ofrecer seguros de invalidez capaces de sufragar por lo menos en parte los costes de ser dependiente. Se trata de asegurarse la percepción de una renta en el momento en que ésta sobrevenga.
Si tenemos en cuenta que objetivos como el de que personas mayores con problemas y que viven solas reciban ayuda en el hogar apenas se han cumplido o que otras prestaciones, bien monetarias para contratar cuidadores o para las familias del enfermo o en forma de bonos residenciales parecen cualquier cosa menos garantizadas, la idea de una póliza de estas características se hace cada día más digna de consideración.
Así, Caser o AXA figuran entre las que ya ofrecen estos servicios, que además recuerdan que puede conllevarnos beneficios fiscales. Con distintas modalidad y variación entre la gran y severa dependencia, ofrece una cobertura vitalicia una vez declarada la situación. Permiten asimismo el acceso a servicios de Asistencia Familiar (orientación y asistencia familiar, teleasistencia, ayuda a domicilio) que el asegurado podrá utilizar en el día a día, incluso aunque no se haya declarado la situación de dependencia.
Lo cierto es que los seguros pueden ser una de las soluciones a la crisis del sistema. Aunque el seguro privado no puede sustituir al completo sistema de protección social de la dependencia. Más bien ha de centrarse en contribuir a la protección de determinados segmentos de población. La colaboración entre sector público y privado será pues de gran importancia para que esta fórmula paralela de cobertura se desarrolle.
