Precauciones estivales

A pesar de lo repetido de esta llamada de atención a la población cuando el sol aprieta en exceso, aún muchas personas sufren agotamiento por calor o insolaciones, por poner dos ejemplos de consecuencias de la elevación de la temperatura ambiental en nuestra salud.

El objetivo debe ser refrescarnos, clave para mantener el equilibrio entre la temperatura ambiental y corporal. Por lo que se recomienda (especialmente a niños y personas mayores):

  • Beber líquidos en abundancia, aunque no se tenga sed. Evitar las bebidas alcohólicas, con cafeína o muy azucaradas.
  • Comer más ensaladas y frutas. Evitar las comidas muy calientes o copiosas.
  • En casa, permanecer en las habitaciones más frescas.
  • Reducir la actividad física y descansar en la sombra.
  • Ducharse una o dos veces al día, o bien humedecer la piel con toallas húmedas.
  • Utilizar ropa de colores claros, ligera y amplia.

La alimentación debe ser especialmente cuidada. A través de ella podemos aportar al organismo mayor hidratación y, según el alimento, refrescarnos. Pero también en verano ambientales son mayores las probabilidades de que se produzcan intoxicaciones alimentarias por la ingestión de alimentos que contienen microorganismos patógenos o sustancias tóxicas. En este caso, hay que prestar especial atención a huna serie de medidas higiénicas a la hora de adquirir, almacenar y manipular los alimentos:

  • Comprar los alimentos frescos, prestando especial atención al etiquetado: fecha de caducidad o de consumo preferente y condiciones de conservación.
  • Reservar para el final de la compra los alimentos que deben guardarse en frío.
  • Una vez hecha la compra, guardar rápidamente los alimentos en el frigorífico.
  • Guardar los huevos siempre en el frigorífico y nunca utilizar los huevos que estén rotos.
  • A la hora de cocinar:
  • Lavarse las manos antes de manipular alimentos.
  • Las frutas y verduras que se consuman crudas deben lavarse en agua con unas gotas de lejía sin detergente y aclarar abundantemente.
  • No emplear huevo crudo para confeccionar alimentos o salsas si posteriormente no van a sufrir una intensa cocción (cuidado con las salsas, tortillas poco hechas, helados…).
  • Inmediatamente después de enfriarse, guardar los alimentos cocinados en recipientes provistos de tapa y en la parte más fría de la nevera.
  • No recongelar alimentos que se hayan descongelado.
  • Recalentar a temperaturas elevadas los alimentos cocinados.
  • Limpiar adecuadamente los utensilios empleados para manipular alimentos y cambiar con frecuencia los paños de cocina.

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