Novela negra contemporánea: Giorgio Todde

Si  bien el renacimiento de la novela negra italiana debe su fama internacional a Andrea Camillieri y su socarrón y sentimental comisario Montalbano, es posible que sea Giorgio Todde quien haya hecho la contribución más original e inquietante al género en los últimos años: el médico embalsamador sardo Efisio Marini y su mundo.

Marini, no es sin embargo una completa invención de Todde. Como el escritor mismo, es un médico de carne y hueso; un importante e incomprendido científico de Cagliari que desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX un método secreto y de insuperada eficacia para la petrificación de los cadáveres, pero que siempre vivió una poco cordial relación con su ciudad natal.

Todde ha recuperado a ese insólito y en cierto modo marginal personaje para convertirlo en el casual detective de una serie que hasta ahora alcanza cinco novelas y que describe distintas épocas de su vida y amargo aprendizaje. De hecho, una criatura tan obsesionada por conservar “la materia destinada al máximo desorden” sirve al autor para hacer una valiente pero en ocasiones negrísima indagación sobre el dolor, la muerte y la incertidumbre respecto a cualquier forma de existencia ultraterrena.

Pero que esa vertiente casi metafísica, y con frecuencia expresada de forma sumamente lírica, sea parte del singular carácter de las novelas de Todde, no significa que no sea capaz también de armar buenas tramas de misterio y de salpicarlas con detalles humorísticos, descripciones satíricas y personajes memorables. El mismo Marini es, además de por su peculiar oficio y métodos, uno de los detectives más infrecuentes que haya dado el noir a lo largo de su historia. Donde abundan los seres terrenales, amantes de los placeres de la vida, algo crápulas e irónicos, Marini es circunspecto, entrañablemente vanidoso y propenso a las fantasías mórbidas y a los amores platónicos, aunque viva envuelto en un mundo de certidumbres físicas inmediatas y violentas. Y de todas ellas es la misma ciudad de Cagliari, ciudad de comerciantes y pescadores meridionales, glotones, afanosos, lascivos, pero también indolentes y resignados, la que tiene una importancia más determinante. No ya para la creación de ambientes, sino como marco simbólico de estados espirituales, de dilemas morales, de la agitación las pasiones humanas.

Balanceándose siempre entre carne y espíritu, con una vena moral humanista que no puede dejar de recordar a Leonardo Sciascia y su Consejo de Egipto, Giorgio Todde tiene de momento dos novelas traducidas al castellano y editadas por Siruela –El estado de las almas y Miedo y carne- que muy difícilmente no dejarán huella en el aficionado al giallo o a la literatura en general.

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